SANTANDER, 10 May. (EUROPA PRESS) -
El jurado ha declarado culpable por unanimidad a Rubén Herrera, acusado de matar de cinco disparos a otro hombre en octubre de 2011 en su casa de Mompía, "valiéndose para ello de un ataque repentino y sorpresivo que impidió que la víctima se defendiese y garantizando así la consecución de su objetivo mortal".
Los miembros del jurado han dado a conocer este viernes el veredicto con el que, tras más de siete horas de deliberación, finaliza el juicio por esta causa que se ha celebrado desde el lunes la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria. Ahora, la magistrada-presidenta del jurado, Paz Aldecoa, tendrá que dictar sentencia con las penas que considere.
El fiscal pide una condena de 20 años de cárcel por los delitos de asesinato y tenencia ilícita de armas, mientras que la acusación particular pide 21 también por ambos delitos. Por su parte, la defensa del acusado ha solicitado, al conocer el veredicto del jurado, que se le imponga una pena de siete años y medio por asesinato y nueve meses por tenencia ilícita de armas. Durante el juicio, había solicitado dos años por homicidio y uno por tenencia de armas.
El jurado ha considerado probado por unanimidad que el día de autos el acusado escribió mensajes telefónicos a su expareja para que acudiera a su domicilio en Mompía, a lo que ella aceptó y acudió acompañada de la víctima, N.FP., y su pareja.
Además, ocho de los nueve miembros del jurado han considerado probado que cuando los tres llegaron a casa de Rubén, que había ingerido bebidas alcohólicas con anterioridad y consumido cocaína, éste, al ver frustrado su propósito inicial de permanecer a solas con su expareja y mantener relaciones sexuales con ella, reaccionó enfureciéndose e insultando a todos ellos, en especial a su expareja, originándose un altercado en el que la víctima medió.
Asimismo, todo el jurado cree que, ante esa situación, Rubén invitó al fallecido a que le acompañara a su habitación, propuesta a la que N.FP. accedió yendo tras el acusado. La víctima, pensando que la discusión se resolvería amistosamente, entró confiadamente a la habitación donde se encontraba Rubén, que previamente había cogido la pistola y la había cargado con proyectiles.
Sin que la víctima lo esperase, "de forma sorpresiva" y sabiendo que N.FP. no podría defenderse dada la "rapidez" con que Rubén sacó el arma, le disparó cinco veces seguidas a una distancia inferior a medio metro, alcanzándole tres balas en el tórax, afectándole a órganos vitales; impactando una cuarta en la parte posterior del brazo izquierdo; y un quinto proyectil, en el tercer dedo de la mano derecha. Esto provocó a la víctima una "intensa hemorragia aguda por shock hipovolémico que le produjo la muerte".
El jurado también ha considerado probado por unanimidad que, acto seguido, el acusado recogió la pistola, la caja en la que la guardaba, el cargador, la caja de cartuchos y, tras salir de la vivienda, cogió su vehículo y lo condujo hasta la zona de Somocuevas, donde lo lanzó todo por el acantilado para deshacerse de ello.
Asimismo, cree probado que Rubén adquirió el arma en el rastro de Madrid y que no tenía autorización o licencia para ella, que los cartuchos utilizados estaban manipulados y que la víctima, en el momento de su muerte, dejaba tres hijos menores de edad, una pareja, su padre y siete hermanos.
DECISIÓN Y VOLUNTAD "LIGERAMENTE DISMINUIDAS"
El jurado también considera probado que el acusado, en el momento de los hechos, tenía su capacidad de decisión y su voluntad "ligeramente disminuidas", pero en ningún caso totalmente anuladas o considerablemente mermadas, por efecto del alcohol y la cocaína. Y también cree por unanimidad que el acusado se entregó a la Guardia Civil porque sabía que ya le estaban buscando.
Al finalizar la lectura del veredicto, el fiscal se ha ratificado en su petición de 20 años de prisión, así como en las indemnizaciones de 145.000 euros a la pareja de la víctima, 62.000 para cada uno de sus tres hijos y 6.000 para el padre.
La acusación particular también mantiene su petición de 21 años de cárcel, y ha criticado que los 20.000 euros consignados por Rubén en la cuenta del juzgado antes de comenzar el juicio son "una cantidad insuficiente" para reparar el daño.
Además, ha puesto en duda que el acusado sea insolvente, porque en el momento de los hechos tenía trabajo y un coche marca 'Mini', su familia tiene un negocio ganadero, y está pagando para este juicio un abogado de designación, en lugar de solicitar uno de oficio.
Por todo ello, ha considerado que "tenía solvencia suficiente" para haber consignado una indemnización "más acorde con el crimen tan horrendo que ha cometido".
En este sentido, la defensa ha considerado que Rubén Herrera sólo debe indemnizar a los herederos de la víctima y los demás (pareja, padre y hermanos) "no son susceptibles de indemnización".