SANTANDER, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -
El autor gallego Manuel Rivas cree que "el escritor tiene que ser un poco salvaje, un piel roja" y debe intentar "moverse en territorios y espacios no explorados" yendo "más allá del margen Oeste de la página". Ésa es la "apuesta" que él mismo hace en 'Los libros arden mal', publicado en junio en gallego y que acaba de ver la luz en castellano.
"Yo he apostado la cabeza en este libro", apuntó el escritor, quien opina que "hay que jugarse la cabeza al escribir", hay que "meterse en zonas de penumbra" y poner "en crisis la realidad", porque la "auténtica literatura siempre ha jugado a poner en crisis lo establecido" en el orden estético y "las verdades establecidas".
En su caso, lo que hace a través de su última novela es recorrer la historia española desde 1881 hasta nuestros días, sacando a la luz la "historia dramática de la cultura" y relatando "aquello que no se puede contar a través de la historia convencional". La obra, aclaró, "no es un tratado de historia", ni tampoco "un libro sobre la Guerra Civil", y simplemente aspira a "contar información básica y esencial que no se encuentra en los libros de historia".
Aun así, en la novela, que a Manuel Rivas le parece "corta" a pesar de sus más de 600 páginas, se incluye un ensayo histórico -aunque escrito por un personaje-, que se configura como un "viaje a las tripas del fascismo español y europeo".
Se mezclan también otros géneros, como un poemario en otro de los capítulos, pero todo se presenta como un "conjunto entrelazado". Si tiene que encajar este trabajo en un solo género, Manuel Rivas, que esta tarde interviene en la Tribuna Literaria de Caja Cantabria, señala el policiaco o de serie negra.
HISTORIA DRAMÁTICA DE LA CULTURA
A lo largo de toda la novela se entrelazan dos ejes, el relato de esa "historia dramática de la cultura" y una "energía alternativa", que es "la fuerza del deseo". Con este libro, el autor de 'La lengua de las mariposas' y 'El lápiz del carpintero' muestra su "desasosiego" ante lo que sucede con la cultura en "las situaciones límites".
Según dijo, en esos momentos, muchos ciudadanos cultos, que deberían "encarnar el humanismo", se decantan por el lado de la "barbarie", mientras que otras personas, que apenas han tenido oportunidad de formarse, "son capaces de quemarse las manos para salvar un libro".
Esa imagen se plasma en uno de los episodios que marcan la novela y que constituye, en palabras de Rivas, "el principal seísmo" de la narración. Se trata de la quema de libros vivida entre el 18 y 19 de agosto de 1936 en La Coruña. El autor explicó que esa quema de libros produce un humo "pegajoso y viscoso", que no se dispersa, sino que entra en las casas y hasta en las mentes.
Eso mismo ocurre, desde su punto de vista, con los totalitarismos, que también entran en el ámbito de lo privado, "lo condicionan todo" y siempre tienen como "ambición última el control de las mentes". En palabras de Manuel Rivas, esta idea sigue también plenamente vigente hoy, porque "la batalla por el control de las mentes continúa".
"DENTRO DEL LIBRO"
Este gallego, que ha sido tres veces Premio de la Crítica y también ha sido distinguido con el Premio Nacional de Narrativa, piensa que este libro "no va a dejar indiferentes" a quienes lo lean. Él mismo sostiene que aún está "dentro" de él y que lejos de sentirse "extenuado", como podría indicar la "mitología del sacrificio del escritor", sale de la obra "con muchas ganas de seguir escribiendo".
Esto es así porque en el proceso se han abierto "puertas y compartimentos que estaban en penumbra". Algo similar ocurre cuando las obras se adaptan para el cine o el teatro, como ha sucedido con algunos de los trabajos de Rivas.
En esos casos, el autor dice asistir a un proceso de "reinvención" y "descubrimiento" de su propio trabajo. En cualquier caso, aunque se muestra satisfecho de las adaptaciones, piensa que "no se puede escribir novela pensando en adaptaciones", sino "jugándose la cabeza".