Uno de los supuestos estafados por el director del Banco Central en Laredo depositó 2,2 millones en dinero 'negro'

Europa Press Cantabria
Actualizado: lunes, 9 enero 2006 16:48

El procesado se niega a declarar porque ya fue condenado por hechos similares a seis años de cárcel SANTANDER 9 Ene. (EUROPA PRESS) -

Uno de los dos supuestos clientes que acusan a José María S.B., director en 1992 del Banco Central (actual Banco Santander Central Hispano) de Laredo, de haberse quedado con depósitos millonarios, ha testificado hoy que los 2,2 millones que metió a plazo fijo en diversas divisas procedía de dinero no declarado de su actividad al mando de un barco sin seguro, vendiendo diversas mercancías como "animales vivos" o minerales en países como El Líbano, Siria y Turquía.

Así lo aseguró el comandante italiano Bruno B. ante la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria, donde José María S.B., de 57 años de edad, se enfrenta a seis años de prisión que pide la Fiscalía por un delito continuado de apropiación indebida, por considerar que se quedó con aproximadamente 2,7 millones de euros que depositaron dos clientes -Bruno B. y Celedonio C.- en diferentes fechas de 1992, a un plazo de cinco años, y con elevados intereses.

José María S.B., que fue cesado de su cargo en abril de 1993, se negó a declarar ante la Sala, argumentando que ya pasó por esa "experiencia desagradable" en 1998, cuando fue condenado a seis años de cárcel por haber desarrollado "una banca paralela", apoderándose de "116 millones de pesetas" de "16 clientes", en casos similares a los que se enjuician actualmente.

En este sentido, la entidad bancaria, que ya pagó a "los clientes afectados", niega los hechos que se juzgan en este nuevo caso, al considerar que las dos denuncias "son absolutamente falsas y prueban la connivencia con la que actúan el querellado y los querellantes".

Para ello, los letrados del Santander Central Hispano aducen que los dos querellantes presentaron sus denuncias seis y ocho años, respectivamente, después de que depositaran las imposiciones bancarias, cuando ya se había hecha pública la sentencia condenatoria, además de que los recibos sólo llevan la firma del director y no están contabilizados.

'COMO UN TAM-TAM ENTRE LOS MARINOS'

Según aseguró Bruno B., entre los marinos se había hecho eco "como un tam-tam" de "los altos intereses" que pagaba el procesado en la sucursal de la que era director, por lo que decidió invertir en depósitos, en cantidades "millonarias" en pesetas, marcos alemanes y francos franceses el dinero ahorrado como co-propietario de un barco al servicio de compañías "libanesas, sirias y turcas", donde "no hay documentos" ni por ventas ni por ganancias.

Sobre este punto, el marino italiano aseguró no recordar los nombres de las compañías para las que había trabajado porque se dio casos de que en un año estuvo al servicio de "10 ó 15" empresas distintas.

Bruno B. aseguró que llevó el dinero en varias ocasiones, siempre "en metálico" y "en un maletín", cantidades que "no declaraba en las aduanas", y que le entregaba al procesado en su despacho, quien le daba un recibo y una cartilla con el depósito, desentendiéndose de todo lo demás porque "para mí lo que dice el director es ley".

85 MILLONES GUARDADOS EN 'CASA'

Por su parte, el otro querellante, Celedonio C. declaró por videoconferencia que depositó "85 millones de pesetas" que tenía guardadas "en casa" provenientes de su "trabajo" como empresario.

Interpelado por la Fiscalía de la causa por la que se desentendió durante tanto tiempo del destino de su dinero y de porqué no lo utilizó para pagar "deudas y embargos de bienes", éste contestó que "no le interesaba moverlo -el dinero -por otros problemas".

Así, el director que sustituyó al procesado al frente del banco, aseguró que pese a que negoció con Celedonio C. "una deuda impagada", éste "no le dijo nunca nada de las imposiciones a plazo fijo", ya que su denuncia no se produjo hasta el año 2000.

DEPÓSITOS SIN MECANIZAR

El que fuera director de la sucursal pejina entre 1997 y 1999 destacó que las cartillas de ambos querellantes no están mecanizadas, cuando a partir de 1992 "siempre se mecanizaban", destacando que las imposiciones siempre debían de llevar dos firmas, no sólo la del director, "salvo rara excepción".

El juicio se retomará mañana, a las 9.30 horas, con las declaraciones de nuevos testigos, la prueba pericial y las conclusiones de las partes.

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