Tuñón y Mansilla ven en la crisis un elemento de "corrección" para la arquitectura, que podrá ser "más creativa"

Actualizado: jueves, 16 julio 2009 17:06

SANTANDER, 16 Jul. (EUROPA PRESS) -

Los arquitectos Emilio Tuñón y Luis M. Mansilla ven en la "restricción" y "limitación" que conlleva la crisis económica un "buen elemento de corrección" para la arquitectura, corrección que "vendrá bien" ya que esta disciplina podrá ser "mas creativa" pero con "menos dinero" y, también, "menos ansiedad de poder" por parte de los políticos.

"La creación se produce muchas veces antes la restricción", afirmaron hoy en Santander, en una rueda de prensa que ofrecieron a propósito de su participación en un curso de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) que lleva por título 'La mirada y la acción' y que coincide con la celebración de la X Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo.

Según dijeron, la arquitectura "que se avecina" va a tener que "encarar" los "problemas" de esas restricciones que acarrea la coyuntura económica actual. Pero, a su entender, "una dificultad es una oportunidad".

Entre otras cuestiones, Tuñón y Mansilla indicaron que se deberá reflexionar sobre el concepto de sostenibilidad, por lo que habrá que "optimizar" los sistemas de construcción y "aminorar" el "riesgo" que la arquitectura puede llegar a suponer para el medio ambiente.

Con todo ello, destacaron la "capacidad docente" de los edificios, ya que sirven para "enseñar" y "dar un toque de atención" a las personas. En este sentido, los arquitectos comentaron que se puede construir un edificio ecológico, pero esto "no servirá de nada" si, por ejemplo, no se apagan las luces o no se recicla la basura. También dijeron que una orientación "adecuada" del edificio es "más efectiva" que una mala.

Manifestaron asimismo que transformaciones en la sociedad y en las nuevas tecnologías -que "cada vez" son más- representan, al igual que la crisis, una "oportunidad" para la arquitectura. "Una dificultad es una oportunidad", insistieron, a la par que reivindicaron "ser creativos" y aplicar el concepto de "flexibilidad".

Sobre este último aspecto, y también a modo de ejemplo, apuntaron la posibilidad de que un mismo edificio sirva para cosas distintas a lo largo del día o, incluso, del año. Así, un gimnasio durante el día puede convertirse en una discoteca por la noche, del mismo modo que un colegio puede ser en verano un albergue juvenil. El objetivo de todo ello sería no sólo ocupar menos terreno, sino invertir menos en la construcción y reducir gastos de mantenimiento.

Por último, y en relación a la Bienal de Arquitectura, Mansilla y Tuñón subrayaron que la edición de este año constituye una oportunidad para "mirar veinte años atrás" y observar en qué se ha acertado y en qué no. "La Bienal piensa en voz alta y habla en voz baja", concluyeron.