SANTANDER, 8 Mar. (EUROPA PRESS) -
León S.V., el hombre que recibió una paliza en agosto de 1999 cuando salía en motocicleta con su novia del garaje de su urbanización, en Castro Urdiales, identificó hoy a Ángel Luis G.M. como uno de los cuatro agresores (tres hombres y una mujer), que le sometieron a una paliza y le intentaron secuestrar el 22 de agosto de 1999. En este sentido, hay que recordar que los otros tres implicados -José Ramón M.A., Manuel C.P. y Patricia S.F.- ya fueron condenados el pasado año por sentencia en una vista oral en la que no se citó a Ángel Luis G.M. por estar en paradero desconocido.
El agredido explicó hoy ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria que reconoció al procesado durante la agresión, ya que Ángel Luis G.M. había estado trabajando para él en la discoteca 'Mambo' durante dos años.
Al inicio del juicio, el letrado defensor del procesado adujo "prescripción" del delito y "situación de indefensión muy grave", lo que fue rechazado por la Sala, ya que Ángel Luis G.M. estaba "en busca y captura", con lo que se incoaron "actuaciones judiciales", lo que "interrumpe" la posible preinscripción.
Respecto a la indefensión, el presidente de la Sala respondió que la Defensa pudo haber citado hoy a declarar a las tres personas que ya han sido condenadas a cinco años de prisión, respectivamente, por estos hechos, declarados probados en sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia el pasado año, lo que no realizó.
El acusado aseguró que él "no golpeó a nadie" el día de autos, y que simplemente se había encontrado "en una cafetería" a José Ramón M.A. y a su novia Patricia S.F. -dos de los condenados el pasado año-, con los que estuvo paseando por el Paseo Marítimo de Castro Urdiales.
Mientras estaba charlando con Patricia S.F. vio como de repente José Ramón M.A. se enzarzó en una discusión con León, que estaba en moto con su novia, hasta que acabaron los dos hombres "golpeándose por el suelo", asegurando que él sólo intervino para intentar separarles.
Completamente distinta fue la versión de León, que aseguró, como hizo que en el juicio celebrado en mayo de 2005 contra José Ramón M.A., Manuel C.P. y Patricia S.F., que cuando salía sobre las 10.00 horas del 22 de agosto de 1999 del garaje de su casa, tres hombres y una mujer, entre ellos "Ángel Luis G.M.", le "abrieron la cabeza" con golpes propinados "con un palo tipo bate", al tiempo que recibía "patadas, puñetazos y me agarraban del cuello", mientras intentaban introducirle en el "maletero" de un coche.
Igualmente, la novia de León testificó que a ella le dieron también con un palo en la cabeza y la introdujeron en el coche, donde la vigilaba Patricia S.F., si bien pudo huir en un momento que la agresora salió del automóvil.
Cuatro testigos directos de la agresión testificaron hoy también cómo vieron a "tres hombres y una mujer" propinar "una paliza monumental" a León, intentando introducirle en el porta-maletas de un automóvil, llamando dos vecinos a la Guardia Civil, por lo que los agresores huyeron.
No obstante, ninguno de los cuatro vecinos pudo identificar a Ángel Luis G.M como uno de los agresores.
PRUEBA TESTIFICAL "CONTUNDENTE"
En el turno de conclusiones finales, la Fiscalía mantuvo los ocho años de prisión para el acusado por dos delitos de lesiones y otros tantos de detención ilegal en grado de tentativa, pues, a su juicio, están "plenamente acreditados" por "la prueba testifical contundente".
Además, el Ministerio Público añadió que el propio acusado reconoció que se encontraba en el lugar de los hechos.
Por su parte, el abogado defensor sostuvo la "libre absolución" de su cliente, porque "aquí no se ha acreditado ninguna lesión" ni "ha venido ningún forense". En este sentido, en el juicio celebrado contra los otros tres procesados en mayo de 2005 sí se acreditaron las lesiones a la pareja, que necesitaron cirugía menor.
Por otro lado, la Defensa argumentó que "nadie ha visto el inicio de la agresión", con lo que "aquí no se ha probado nada", concluyendo que no ha quedado probada la razón para que se produjera la agresión, en lo que denominó "una historia de brujas sin pies ni cabeza".