Imagen de transeúntes protegiéndose del frío a pocos días de la entrada oficial del invierno. - María José López - Europa Press
VALLADOLID, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé temperaturas más bajas de lo habitual, con heladas incluidas, y probabilidad de precipitaciones por encima de lo normal para las Navidades en Castilla y León.
El delegado territorial de la Aemet en Castilla y León, Manuel Mora, ha ofrecido este jueves una rueda de prensa junto al subdelegado del Gobierno en Valladolid, Jacinto Canales, para hacer un resumen climático del otoño e informar de la predicción estacional para el invierno que comienza el próximo domingo, 21 de diciembre.
En este sentido, ha precisado que en los próximos días, previos a Navidad, la Comunidad se verá afectada por frentes asociados a varias borrascas atlánticas, lo que repercutirá en avisos por nieve en las cantábricas de León y Palencia, y lluvias en el resto.
Asimismo, se producirá un "notable" descenso de temperaturas hasta por debajo de los valores normales para la época, con heladas generalizadas y probabilidad de nevada en cotas bajas, todo ello para el domingo 21 de diciembre y lunes 22.
Ya para el día 24 de diciembre, Nochebuena, los modelos señalan a la probabilidad de precipitaciones débiles, en forma de nieve especialmente en zonas de montaña, sin descartar precipitaciones también en forma de nieve en cotas bajas.
El 25 de diciembre, día de Navidad, la probabilidad de precipitaciones disminuye, aunque se predice que estas puedan ser de nieve a cualquier cota, según ha precisado el delegado territorial de la Aemet, quien ha avisado de que este avance conlleva "incertidumbre" ya que se hace a largo plazo.
Respecto a la semana del 22 al 29 de diciembre en general, ha indicado que se prevé "fría", con temperaturas inferiores a valores normales y precipitaciones por encima de lo normal, excepto el noroeste, mientras del 29 de diciembre al 5 de enero se presenta un "panorama similar".
Se prevén así unas Navidades con lluvia y frío causado por el aire frío impulsado por vaguadas polares, que causará descensos y heladas, al tiempo que se pueden producir nieblas, si bien el viento generado por la entrada de varios frente hará que estas no afecten a la Comunidad al menos en los primeros días de estas fechas, ha resumido Mora.
De cara a 2026, ha avanzado que la predicción estacional para el primer trimestre apunta a unos meses de enero, febrero y marzo "cálido", en una probabilidad del 60 al 70 por ciento, especialmente en el noroeste y norte, mientras no hay tendencia definida en cuanto a precipitaciones.
TRAS UN 2025 CÁLIDO
Por otro lado, ha hecho balance del año 2025, que "muy probablemente" será "el segundo o tercer año" más cálido en el histórico, de acuerdo a los datos hasta el 20 de noviembre, así como destacará por haber sido "ligeramente húmedo". En este sentido, ha hecho hincapié en lo "significativo" que es acumular cuatro años consecutivo con "temperaturas por encima de lo habitual", con un grado más de incremento en valores globales.
En cuanto al balance del otoño, ha indicado que ha sido uno "cálido y seco", con una temperatura media de 12,5 grados Celsius (ºC), lo que supone 0,8 décimas más. La temperatura máxima media ha sido de 19 grados (+1,4, lo que determina un clima "muy cálido), y la mínima de 6,1 grados (+0,3 por encima de lo normal).
Este otoño ha incluido, asimismo, 21 días de temperatura máxima superior o por encima de 25 grados, una cantidad por encima del valor normal de 16 días. Además, los valores extremos se produjeron el 18 de septiembre, con una máxima de 39,3 grados en Candeleda (Ávila), mientras la mínima se marcó el 22 de noviembre en Cuéllar (Segovia), con -9,5 grados.
Respecto a la evolución de temperaturas, Mora ha resaltado que se produjeron "cambios bruscos" en la segunda quincena de septiembre con la caída de temperaturas, mientras ha avisado de anomalías positivas en los últimos trece años, salgo 2021.
Las precipitaciones del otoño han dejado, además, una media de 153 litros por metro cuadrado (l/m2), lo que supone un déficit del 19 por ciento respecto a lo habitual, lo que marca una carácter seco, si bien también se observan "fuertes contrastes", con una carácter muy húmedo en el suroeste y más seco en el este.
Igualmente, han sido 20 los días con precipitación superior o igual a un litro por metro cuadrado, por debajo del valor de referencia es de 23 días, y los valores extremos se produjeron el 13 de noviembre con 171,4 l/m2 en La Covatilla (Salamanca), mientras la intensidad máxima de precipitación se anotó el 19 de septiembre en Valladolid con 68,4 l/m2 por hora.
En cuanto a la evolución de la precipitación, Mora ha señalado que en los últimos años los otoños han sido normales o húmedos, incluso extremadamente húmedos desde 2017, mientras este ha sido seco. Por meses, ha precisado que septiembre fue normal y muy seco, octubre muy cálido y muy seco, noviembre normal y húmedo, y diciembre concluirá como un mes cálido o normal y húmedo.
MÁS DE 400 AVISOS
En este contexto, ha subrayado que también ha sido un otoño poco tormentoso, con 5.613 descargas, un 49 por ciento menos de lo habitual, con Zamora como la provincia con menor número de descargas (-91 por ciento) y Burgos la de mayor (+4 por ciento).
Además, los fenómenos adversos en este otoño han supuesto 401 avisos en los tres alcances, incluidos 13 naranjas y dos rojos, la gran mayoría por rachas de viento y lluvia, un contexto en el que destaca el paso de la borrasca Claudia.
Mora ha señalado también al episodio de altas temperaturas del 16 al 19 de septiembre o el episodio convectivo del 19 del mismo mes en Valladolid con las lluvias torrenciales, un fenómeno que ya se ha convertido en una efeméride y del que también resulta una racha máxima de viento de 87 kilómetro por hora (el valor anterior de un mes de septiembre era de 76).
Por último, el delegado territorial de la Aemet ha destacado que el año hidrológico, que comenzó en octubre, presenta un déficit del 5 por ciento, con datos hasta el 30 de noviembre. Este déficit es notable en el extremo norte y noroeste, mientras se experimenta un superávit en zonas del extremo sur.