'El monstre de Santa Helena' juega con Napoleón, Chateaubriand y la marquesa de Custine como arquetipos
BARCELONA, 24 Mar. (EUROPA PRESS) -
El escritor Albert Sánchez Piñol radiografía el poder y la "contrarrevolución" en la novela 'El monstre de Santa Helena' protagonizada por Napoleón Bonaparte, la mecenas y aristócrata Delphine Sabran, marquesa de Custine, y el pensador Franois-René de Chateaubriand en la isla de Santa Elena.
En rueda de prensa este jueves, el autor de 'La pell freda' y 'Victus' ha explicado que la primera idea fue hacer un cuento breve, pero que enseguida vio que la trama y los personajes requerían más extensión para imaginar qué pasaría si se reuniesen en un mismo lugar el poder y su abuso, el amor y la cultura a través de estos tres personajes.
'El monstre de Santa Helena', publicada en catalán por La Campana y en castellano 'El monstruo de Santa Elena' por Alfaguara con traducción de Ivette Antoni, comienza con la visita de los amantes Chateaubriand y Custine a Napoleón en la isla de Santa Elena en la que está recluido como prueba de amor.
Sin embargo, este encuentro dialéctico se ve quebrado con la aparición del bigcripi, que altera a la isla y provoca que los habitantes de la isla deban enfrentarse al "dilema peligroso" de si otorgan el poder a Napoleón para hacerle frente.
Sánchez Piñol ha querido dejar claro que no es una novela histórica y que ha tomado a los personajes históricos como arquetipos del poder o de la cultura, y ha asegurado que el tema en 'El monstre de Santa Helena' es la "contrarrevolución" o cómo fuerzas reactivas pueden alcanzar el poder después de un hecho disruptivo.
Para el escritor, la novela tiene muchos elementos de novela gótica, con un lugar remoto existente, una mansión victoriana y todo lleno de ratas: "Santa Elena puede ser muy tétrica", ha remarcado.
NAPOLEÓN, "DETESTABLE Y FASCINANTE"
El autor ha subrayado que Napoleón es un personaje "detestable y fascinante" que fagocitó los ideales de la Revolución Francesa para traicionarlos, y que ha querido enfocarlo desde el punto de vista de representación máxima del poder y arquetipo del mal.
Junto a él aparece el bigcripi, "un monstruo instrumental, al servicio de la narrativa", que provoca los cambios en los personajes y hacen que que queden retratados, y que para el escritor supone una espera de intrusión en un escenario histórico como el exilio de Santa Elena.
"La guerra puede ser un bigcripi", ha subrayado el escritor, señalando que estos monstruos pueden tener muchas formas, aparecer continuamente en la sociedad actual y los gobiernos aprovecharse de ellos y hacer cosas que de otra forma no podrían, pero ha remarcado que la novela no busca dar lecciones morales.
La historia está narrada en forma de dietario escrito por la marquesa de Custine, que para Sánchez Piñol era el "personaje más lúcido para explicarla", aunque ha dicho que en la novela ningún personaje es puro y todos son ambivalentes.
'El monstre de Santa Helena' supone el regreso de Sánchez Piñol a la narrativa después de su ensayo 'Les estructures elementals de la narrativa'.
