La hija y tía de los asesinados de calle Sardenya dice que el acusado la acosaba, espiaba y seguía

La expareja del acusado del triple crimen declara como testigo en juicio
EUROPA PRESS
Actualizado: martes, 11 marzo 2014 11:52

"Nunca pensé que era peligroso. Era peligroso porque a mí me torturaba", ha declarado

BARCELONA, 11 Mar. (EUROPA PRESS) -

La hija y tía de los tres asesinados en el 287 de la calle Sardenya de Barcelona el 27 de enero de 2012, Mónica C., que había mantenido durante unos 10 años una relación sentimental con el acusado Alejandro C.G., ha relatado que su expareja la acosaba, la espiaba y seguía y ha sentenciado: "Nunca pensé que era peligroso. Era peligroso porque a mí me torturaba".

En su declaración en el segundo día del juicio con Jurado contra Alejandro C.G., Mónica C. ha respondido a las preguntas mientras el acusado estaba en un rincón de la sala tras un biombo que no permitía el contacto visual, y ha desmontado la versión del acusado que aseguraba que no quería volver con ella -"Nunca" le dijo que no quisiera volver-- y que negó haber cometido el crimen para que ella volviera con él, tal como afirma la Fiscalía.

"Me sentía incapaz de cortar esta relación, si quedaba con él porque quedaba y si no porque no. Era agobiante", ha explicado la testigo, que ha indicado que cada día recibía numerosos mails, mensajes de texto y llamadas, por lo que finalmente acudió a la oficina del servicio de atención a la víctima, aunque los dos se seguían viendo.

Ha confirmado que la noche de Fin de Año de 2011 le mandó un mensaje de texto con una fotografía en la que se encañonaba la sien con una pistola y le decía que un día le haría apretar el gatillo, y ha dicho que en ningún caso traficaba con drogas con su sobrina ni tenía deudas, aunque sí tarjetas de crédito.

Ha explicado que dejó su relación con Alejandro C.G. porque tenía la necesidad emocional de cuidar de ellos y de su sobrina, y porque su relación con él "era cada vez más posesiva, narcicista y furiosa", ya que quería que cuidara todo el tiempo de él porque tenía un tumor cerebral y le molestaba que estuviera tanto con sus padres y su familia, sobre todo tras la muerte de su hermana mayor por cáncer.

Ha relatado el momento en que se encontró con la escena del crimen, sobre las 17.30 horas del 27 de enero al volver de la peluquería y el trabajo, se encontró la puerta entreabierta, y vio el cuerpo de su madre con una toalla ensangrentada en la cabeza en el comedor, y a su sobrina bajo el edredón en la habitación de sus padres, y que no pudo más y salió al rellano y al ver a un vecino dijo: "Están todos muertos en casa".

Sobre por qué llamó a Alejandro C.G. desde la escena del crimen para pedirle que viniera, si en realidad él la acosaba, ella ha explicado que porque él ya la había llamado a las 17 horas para preguntarle si había llegado a casa y porque era el último teléfono que tenía en las llamadas.

EL PERRO

La fiscal le ha preguntado por un punto clave del caso: el perro de la familia presente en la escena, ya que Alejandro C.G. aseguró que fue el perro quien le contaminó con la sangre del crimen y por eso aparecieron restos de ADN en sus gafas y el cordón, puesto que un mosso d'Esquadra le pidió que cuidara del animal.

Sin embargo, Mónica C. ha indicado que la policía bajó al animal del piso, primero lo cogió una amiga suya, después ella, y en ningún momento las manchó de sangre, y que el acusado solo lo cuidó cuando ya tenía la correa puesta y en ningún caso tuvo contacto directo con él ni lo cogió en brazos.

También ha desmentido a su expareja al asegurar que no lo vio manchado de sangre y que una vez fueron los dos a comisaría, nunca pidió lavarse las manos, algo que él aseguró.

Respecto a los SMS que recibió de unos supuestos sicarios que la intentaban incriminar con el caso --que según la acusación los mandaba su exnovio--, ha indicado que desde el primer momento avisó a los Mossos, que fueron ellos quienes le aconsejaron cuando respondió dichos mensajes, y que desde un primer momento "alucinaba pepinillos y estaba descolocada totalmente".

"Me intranquilizaron mucho. Tenía miedo", ha indicado, además de puntualizar que nunca recibió ninguno cuando estaba con Alejandro C.G. y que una vez le arrestaron el 24 de febrero de 2012 se acabaron.

Sin embargo, ha indicado que "jamás" sospechó de su expareja, pero sí que cuando se veían él le hacía comentarios surrealistas sobre que todo el mundo sospechaba de ella y insinuando que era la asesina, lo que le ha servido para justificar que alguna vez ella le dijera si creía que era la autora de los crímenes.

ESTRATEGIA DE LA DEFENSA

La defensa del acusado, en su turno de interrogatorio, ha tratado de demostrar la frialdad de la testigo y ha pedido que se le hicieran escuchar conversaciones telefónicas grabadas, entre ellas una en la que hablaba con una amiga pocos días después del crimen de forma risueña, pero ella ha rebatido: "Claro que estaba afectada por la muerte de mis padres".

Asimismo, le ha preguntado por una conversación con una amiga de la sobrina fallecida, en la que le pregunta por si iban con una banda de latinos, dos días antes de recibir el primer mensaje de los supuestos sicarios latinoamericanos, y por qué hablaba de bandas.

Ella ha respondido que le preguntó porque no se imaginaba quién había cometido el crimen y quería saberlo, y ha añadido que sabe que "los adolescentes se meten en líos".

Sobre por qué citó en una conversación que a la sobrina la mataron en la ducha, ha alegado que fue porque una amiga le dijo que había salido en la prensa, y no se ha acordado de un mensaje de texto en el que pedía a un amigo información sobre un experto en herencias y un abogado penalista el 31 de enero.