Marian Izaguirre traza la imperfección de la maternidad

Marian Izaguirre en Trieste (Italia)
Foto: EUROPA PRESS
Actualizado: sábado, 1 noviembre 2014 11:05

"Estamos genéticamente preparados para ser felices", defiende

   TRIESTE (ITALIA), 1 Nov. (de la enviada especial de EUROPA PRESS, Natalia Costa) -  

Marian Izaguirre atraviesa las inconveniencias de la maternidad y explica cómo esta "no es perfecta" en 'Los pasos que nos separan' (Lumen).

   Se trata de una historia de amor entre una mujer eslava y un barcelonés en los años 20 ambientada principalmente en Trieste (Italia).

   Con dos tramas, la novela cuenta la historia de Salvador y Edita, que se entrecruza con el episodio vivido entre el mismo Salvador cincuenta años más tarde y una joven, Marina --en un relato situado en los años 70 de Barcelona, Menorca y nuevamente en el país italiano--.

   "Mis personajes no son madres felices que van a comprar chaquetitas de punto azul, a veces las madres salen del paritorio y no quieren volver a tener un hijo nunca más, aunque eso se les pase a los 15 días", ha apuntado Izaguirre en una entrevista de Europa Press.

   Aunque ella misma tiene dos hijos y asegura que son lo mejor de su vida, Izaguirre defiende en sus páginas que "la maternidad no es una cosa perfecta ni edulcorada, sino algo teñido de conflictos y dolores".

   No en vano, las casi 400 páginas de la novela están pobladas de mujeres presas de una época sin libertades --hasta los años 70 del siglo XX--: abandonos, suicidios, renuncias e indecisiones maternales orientan la historia: "La maternidad también es esto, aunque la gente no lo cuente", ha expresado.

   "Quería centrarme en los años 70: en esa inocencia de una época que estabas deseando sacudírtela de encima como si fuera una piel de serpiente", ha explicado respecto a la trama más actual.

   Para Izaguirre, la España de aquel tiempo en la que ella fue joven representa el país de la falta de libertades, sin una ley del aborto, y donde sí existía "una especie de club de la permisividad social: no eras joven y moderno, si no practicabas el sexo libremente".

   La otra línea --la historia de amor entre la eslava Edita y el barcelonés Salvador--, responde a su voluntad de hablar sobre lo que ocurre con los enamoramientos cuando el camino no es llano: pese a estar casada, Edita se enamora de Salvador, lo que le obliga a renunciar a una parte muy importante de su vida.

   No obstante, tras ello se esconde un mensaje positivo según el que las personas son capaces de "pactar con la vida y cargar con la responsabilidad de las decisiones, dándoles la vuelta", ya que todas estas decisiones hay que saber gestionarlas, insiste.

FELICIDAD INSTINTIVA

   "Estamos genéticamente preparados para ser felices", ha comentado la autora, que añade que hace falta muy poco para luchar por esa meta, y que es algo casi instintivo que se consigue pactando con uno mismo y con los demás, además de huir de lo negativo, nefasto y hostil.

   Según ella, no intenta hablar de gente feliz, "sino de gente que lo ha pasado mal pero ha sabido remontar", un tema que le preocupa realmente: explicar cómo cree que se puede alcanzar este estado de ánimo.

   El peso de la Historia también se hace sentir de la mano de las convulsiones fascistas en una ciudad muy particular: Trieste, que perteneció al Imperio Austro-húngaro y que suscita interrogantes como "el hecho de que el fascismo en toda Italia tuviera como enemigos a los comunistas, mientras que en Trieste fueran los eslavos".

   Una de las claves de esta novela es su estructura, la más compleja de las que Izaguirre se ha atrevido a usar, ya que entremezcla miradas, épocas y narradores: "Lo paso bien con eso. Llevo 25 años publicando novelas trabajando con hilos temporales".

   "Me he sentido haciendo cosas nuevas", ha explicado la autora que, aunque ha usado muchas veces el pasado y el presente a la vez, en esta ocasión ha experimentado con algo más: los personajes no están contando la historia, sino que la están pensando.

   Su creatividad narrativa ya tiene un horizonte próximo: "Me ronda por la cabeza hace tiempo un personaje femenino. Sé quién es", y, aunque a unos meses vista no tiene previsión de poder materializar esta historia, ya sabe que esta mujer vive en Francia y que la rodean muchas viñas, ha avanzado.

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