Reprochan que las multas sólo contribuyen a invisibilizarlas y piden poder ejercer libremente
BARCELONA, 12 Jun. (EUROPA PRESS) -
Medio centenar de prostitutas del barrio del Raval de Barcelona se han manifestado este miércoles con cazuelas por las calles D'en Robador, Sant Pau y Sant Ramon, mes y medio después de que una representación del colectivo se reuniera con el alcalde, Xavier Trias.
El encuentro con Trias se produjo en el Ayuntamiento en la tarde del 26 de abril, tras el pleno municipal, y después de que en marzo pidieran a la síndica de Greuges de la capital catalana, Maria Assumpció Vilà, que mediara para que pudieran reunirse con el alcalde.
Las prostitutas, que cuentan con el apoyo de las entidades y centros de atención Genera, Àmbit Dona y Lloc de la Dona, se han movilizado este año tras constatar una creciente presión de la Guardia Urbana, que, según ellas, las vigilan y las multan sólo por hablar con hombres en la calle.
Una portavoz de las chicas ha explicado a Europa Press que en el encuentro con Trias, cuya celebración aún no había trascendido, el alcalde defendió que la ordenanza del civismo, que permite multar por negociar contactos sexuales en la calle, ha dado "buen resultado".
Ha afirmado que el encuentro fue ameno pero el alcalde sólo se centró en que no quiere víctimas de trata, y ha añadido que pese a que ha mejorado el trato que les dispensa la Urbana, las multas sólo contribuyen a invisibilizarlas.
Ante ello, ha reclamado que se respeten los "derechos" de las que, según ella, ejercen la prostitución porque quieren, las cuales se plantean fórmulas de autogestión para ejercer libremente, como constituirse en cooperativa.
"No quiere en Barcelona trabajo sexual, cuando en La Jonquera (Girona) hay el mayor burdel de Europa", ha criticado, y ha agregado que Trias pasó la pelota de hablar con las chicas a la concejal de Mujer, Francina Vila, pero aún no se ha convocado la mesa técnica.
CACEROLADAS CADA MIÉRCOLES
Lo más palpable de las inquietudes de las mujeres es la presencia policial permanente en la zona de la calle D'en Robador, y es que, según la portavoz, el Ayuntamiento "contribuye" con ella al silencio y la invisibilidad de las chicas, que han decidido repetir las caceroladas cada miércoles.
La marcha, que han apoyado algunos vecinos cazuela en mano incluso desde los balcones, ha transcurrido bajo la atenta mirada de siete agentes de la Guardia Urbana y uno de los Mossos d'Esquadra, que no han intervenido; de algunas de las chicas que no se han sumado por miedo a ser multadas, y de otros vecinos del barrio.
