Woyzeck Teatre reflexiona sobre la locura ante la muerte en 'Delirium'

Gaston Gilabert Y Mireia Guilella En 'Delirium'
WOYZECK
Actualizado: lunes, 10 septiembre 2012 12:55

BARCELONA, 10 Sep. (EUROPA PRESS) -

La compañía de teatro Woyzeck indagará en las diferentes formas de enfrentarse a la muerte y cómo alguna puede llegar al extremo de la locura en la obra 'Delirium', que se puede ver hasta el 30 de septiembre en la sala Porta4 de Barcelona.

La obra, que transcurre en la sala de estar de una casa y apuesta por una escenografía sencilla de ambiente familiar, cuenta en la interpretación con Mireia Guilella, Mariona Casanovas, Ferran Herrera y Gaston Gilabert, ha afirmado la directora, Patty Santos, en declaraciones a Europa Press.

Ha señalado que el objetivo de la obra es "diseccionar al ser humano" y motivar en éste una reacción ante las bestialidades que una persona puede llegar a pensar y sentir, y que se recapacite sobre la depresión para entender a la persona afectada.

Ha apuntado que 'Delirium' se vertebra mediante conductas universales y temas que forman parte del ser humano, aunque siempre con una clara "tendencia a situarse en los extremos" --una constante en las piezas de la compañía--.

Santos ha destacado el tema de la muerte, que sobrevuela la obra en todo momento, y ha hecho hincapié en que existe la pretensión de huir de la superficialidad con que se trata, alejarse de la generalización y romper con el miedo o tabú imperante en la sociedad.

Finalmente, ha subrayado la importancia del diálogo y el cometido de los actores, quienes con su presencia deben dotar la escena de carisma y recrear la acción y el ambiente.

El actor Gaston Gilabert, que interpreta a Arnau, ha resaltado cómo 'Delirium' indaga en la profundidad del ser "hasta tocar el alma", de modo que cada escena tiende al extremo y se sitúa al borde del vacío.

Asimismo, ha coincidido con la directora en establecer la muerte como un eje central, el primer resorte que activa la incomunicación entre los personajes, y ha apostillado que su fuerza radica en que "la muerte ni avisa ni se puede planificar".