Borja Thyssen y Blanca Cuesta, un matrimonio interesado por la informática

Borja y Blanca, un matrimonio apasionado por la tecnología
Foto: EUROPAPRESS 

MADRID, 26 Feb. (CHANCE) -

   Borja Thyssen y Blanca Cuesta, además del arte son un matrimonio interesado por el mundo de la tecnología. Ambos aprovecharon que sus hijos Sacha y Éric se encontraban en el colegio para hacer unas compras en una tienda especializada en nuevas tecnologías, concretamente en una tienda 'Apple', y recibir así unas clases de informática.

BORJA THYSSEN Y BLANCA CUESTA, ENTRE CUADROS Y TABLETS

   Los jóvenes continúan con sus vidas cotidianas a pesar de que se sigue hablando mucho del famoso reencuentro que tuvieron con la baronesa Thyssen en plena calle de Madrid. Además hace tan solo unos días Carmen Cervera visitó la exposición de cuadros de Blanca.

   Como recordaremos, la calle fue el escenario escogido por el destino para el encuentro más buscado por la prensa de este país. Madre e hijo volvieron a verse las caras tras catorce largos meses sin verse. Los hechos ocurrieron a la una de la tarde, la baronesa estaba disfrutando, junto a un amigo, en la cafetería Vait, situada muy cerca del museo que lleva su apellido. En ese preciso instante, mientras charlaba distendidamente aparecieron delante de sus ojos y al otro lado de la cristalera del recinto su hijo, Borja Thyssen, y su nuera Blanca Cuesta. Sin pensarlo un momento, la baronesa corrió rauda al encuentro de su primogénito que, a pesar de la sorpresa, guardó las formas y charló largo y tendido con su madre.

RECIBIERON CLASES DE INFORMÁTICA EN UNA TIENDA ESPECIALIZADA

   Carmen Cervera y su hijo no se veían desde que en octubre de 2012 Tita decidiera presentarse en la Clínica Rúber horas después del nacimiento de su tercer nieto. Desde ese día, los intentos por parte de la baronesa han sido continuos.

   Un año después del último encuentro madre e hijo se volvieron a encontrar y tuvieron un cara a cara. Días después de dicho encuentro hemos visto a los jóvenes tranquilos y relajados mientras compraban en una tienda especializada en productos de informática. Allí recibieron unas horas de clases para estar al idea en dichos avances.

   Tras la jornada se marcharon a casa. No se entretuvieron mucho tiempo, y es que seguramente querían llegar a tiempo para recoger a sus hijos en el colegio. Una jornada novedosa en la que la pintura y las piezas de colección fueron sustituídos por Macbooks y tablets de la marca de 'la manzanita'.