MADRID 5 Ene. (Por Javier Carrión) -
Playas doradas, el mayor puerto deportivo de Europa, con más de mil amarres, y un encantador casco viejo histórico lleno de tiendas y boutiques que preside el cromático y siempre bullicioso mercado provenzal propone Antibes Juan-Les Pins. Esta pequeña joya de la Costa Azul todavía mantiene el aire provenzal y 'su alma', como afirmaba Graham Greene al referirse a las ciudades de la costa del sur de Francia.
Pero hablar de Antibes y su dimensión histórica y turística sin mencionar el Museo Picasso, asomado al mar en el interior de un castillo que perteneció a la familia Grimaldi, no tendría sentido. Tras la II Guerra Mundial el artista malagueño creó en este histórico recinto un grupo de obras maestras y algunas de ellas se exhiben en su interior. El museo, que estuvo en obras hasta 2008, reabrió sus puertas en el verano de ese año y constituye la principal oferta cultural de la ciudad.
Picasso llegó a Antibes en 1946. Acababa de iniciar un pasional romance con Francoise Gilet por lo que, enamorado de esa mujer y seducido por la luz mediterránea y la mitología griega, plasmó grandes obras artísticas tanto en la pintura como en la cerámica y la escultura. 'Si queréis ver al auténtico Picasso de Antibes', tenéis que venir aquí' afirmó el genial artista cuando al abandonar la ciudad cedió al museo todo el material que había creado en este castillo (24 óleos, 32 litografías, 44 dibujos, 2 esculturas, 5 tapices*). Entre las pinturas más célebres, 'La alegría de vivir', 'Sátiro, fauno y centauro con tridente', 'Le Gobeur d'oursins', 'La cabra', una colección enriquecida con 77 cerámicas que Picasso realizó en el taller Madoura de Vallauris.
La segunda planta es de visita obligada, pero no se puede renunciar a su terraza. Hay que asomarse para admirar el Mediterráneo que cautivó al pintor desde una terraza adornada con obras de otros artistas como Joan Miró, Bernard Pagés o Anne y Patrick Poirier.
Antibes, que cuenta con una población fija de unos 73.000 habitantes, triplica su número en verano pues la ciudad se vuelve más activa y animada con su agenda cultural y su variada oferta gastronómica, El antiguo puerto pesquero, flanqueado por la Puerta de Francia, uno de los pocos vestigios que permanecen de la muralla, y la Puerta Marina en el interior, incitan al paseo por unas calles empedradas que se entrecruzan. El puerto pesquero, hoy llamado de Vauban, con vistas al Fort Carré, una impresionante fortaleza que servía de escudo a la ciudad de los ataques sarracenos, merece también una visita.
Como el interior de la vieja ciudad: Antipolis -su pequeño teatro- , la plaza de Révély -la plaza más antigua de la época romana-, la torre sarracena o su catedral guardan el canto primitivo de la villa, sin olvidar el mercado provenzal, lleno de flores, aceitunas, queso de cabra, miel y numerosos curiosos que no paran de fotografiar el coqueto espacio de tenderetes instalado debajo de una cubierta del siglo XIX. Junto al mercado, el Absinthe Bar, una 'tienda- museo' en el número 25 de Tours Masséna donde se puede degustar la absenta. Esta especie de licor de anís, de alto contenido alcohólico, se consideró la bebida nacional de Francia a comienzos del siglo XX -en 1910, por ejemplo, los franceses consumieron 36 millones de litros de absenta- luego estuvo prohibida y ha vuelto a estar autorizada legalmente desde 2002.
Antes de terminar la visita de Antibes conviene dar un paseo por su playa para admirar 'la ruta de los pintores'. El camino está salpicado de copias de grandes cuadros de otros artistas, como Monet, Boudin, Peynet o Meissonier, que también plasmaron la luz de este rincón mediterráneo, y nos dirige al Cabo de Antibes. Antes, una sugerencia, desviándose a la derecha en la carretera costera se sube al Santuario de la Garoupe, una capilla marinera donde se guarda la Virgen de Nuestra Señora del Mar, patrona de los pescadores, que es llevada en procesión por diez marineros descalzos el primer jueves julio hasta la catedral de Antibes. El interior de la iglesia está repleto de exvotos -cuadros, bordados con la imagen de Jesús, miembros de cera, modelos de barcos y otros objetos, expuestos aquí por las familias marineras en señal de agradecimiento a la Virgen.
Ya en el cabo, sorprenden las grandiosas villas rodeadas de flores tropicales que han convertido a este lugar en una zona residencial de millonarios. Rusos, holandeses e irlandeses, principalmente, están en lista de espera para acceder a alguna de estas fabulosas mansiones, muy próximas a los grandes clubes náuticos de la zona.
Guía práctica
Cómo llegar:
La compañía Air Nostrum/Iberia Regional tiene conexiones directas con Niza desde Madrid y Barcelona. Info: www.iberia.com
Para dormir:
Grand Pavois. 5 avenue Saramartel - 06160 Juan-les-Pins. Tel. +33 (0)492 935454 - www.hotel-legrandpavois.com
Para comer:
Eden Casino. Bd Baudoin - Juan les Pins
Tel. + 33 (0)4 92 93 71 71
Taverne du Safranier. Tel. +33 (0)4 93 34 80 50
1 place du Safranier - Antibes Juan les Pins
Más información: www.costa-azul-turismo.com