MADRID, 20 May. (CHANCE) -
"Al mar va a salir seguro, aunque dependerá del viento y puede ser mañana viernes o esperar al sábado" confirmaba Pedro Campos desde Sanxenxo horas antes de la llegada del Rey Juan Carlos a España, anunciando así que el Emérito no solo disfrutaría de las regatas de la Copa de España de vela desde la localidad pontevedresa, sino que además volvería a ponerse al timón del 'Bribón' después de tres años sin navegar.
Y este viernes el monarca ha demostrado que su íntimo amigo no bromeaba, ya que tras darse un baño de multitudes a su llegada al Club Náutico de Sanxenxo - donde ha sido recibido por decenas de personas entre aplausos y vítores de "¡Viva el Rey!" y "¡viva España! - se ha desplazado rápidamente al puerto, donde se ha reencontrado con los miembros de la tripulación de su embarcación y donde ha tenido un primer contacto con el mar.
Relajado y sonriente a pesar de sus evidentes problemas de movilidad - ha tenido ciertas dificultades para descender por las empinadas escaleras del pantalán - Don Juan Carlos se ha mostrado exultante y, entre sonrisas y bromas, ha saludado al resto de regatistas del 'Borbón', donde por cierto no estaba su hija la Infanta Elena, que en un principio se pensó que se embarcaría con su padre y participaría en la primera jornada de competición.
Con pantalón rojo, gorra al tono, polo y chaleco blancos, el Emérito ha conversado con sus compañeros de tripulación, con los que se ha hecho una fotografía para el recuerdo en la que no ha podido disimular su estado de euforia al volver a regatear tras sus problemas de salud y su marcha de España en 2020.
Después de saludar a otros regatistas con los que se ha mostrado de lo más campechano, Don Juan Carlos ha embarcado en una lancha cuyo nombre era, curiosamente, 'Cristina' como el de una de sus hijas. Sentado cómodamente en un mullido sillón blanco, y con Pedro Campos a su lado en todo momento, el Emérito ha puesto rumbo mar adentro para, según lo previsible, volver a los mandos del 'Bribón'.