Juan Echanove: "Todavía conservo la ilusión que me produce cuando se levanta el telón"

Foto: JOSEFINA BLANCO Ampliar foto

MADRID, 2 Mar. (Por Rocío Linares) -

   Medio siglo a sus espaldas y más de treinta años de emociones en su maleta. Juan Echanove, entregado a muerte a su profesión y enamorado de su trabajo, llega ahora a su casa, a Madrid, para Desaparecer, una obra que dirige su amigo Calixto Beito.

   A partir de conocidos textos del autor norteamericano Edgar Allan Poe, se ha creado un espectáculo que requiere de la sabiduría interpretativa de Echanove que acompañará la potente voz de Maika Makovski. El actor continúa en el rodaje de Cuéntame, que ha suspendido su emisión cerrando el último capítulo con más de cinco millones de espectadores.

   El tándem que hace con su casi hermano Imanol Arias valida éxito en su programa Un país para comérselo a través del que intentan sacar lo mejor de España a través de su gastronomía recorriendo toda la geografía. Muy poco le queda a este proyecto que le roba tiempo para compatibilizarlo con la interpretación, lo que de verdad llena a Echanove.

   El madrileño, que ha conquistado trocitos de todo el mundo en sus giras, reconoce que esa es su vida y lo que más feliz le hace. Tiene un hijo de quince años al que quiere transmitir su ejemplo de entrega y trabajo y su valentía para enfrentarse al reto que, según confiesa, le supone vivir.

   Reconoce dolorosos equipajes que ha hecho en el pasado para acabar con relaciones y cerrar etapas de su vida que ahora deja a un lado porque el presente es únicamente su preocupación. Superando el enorme pudor que le produce hablar de él mismo, llega a definirse como emocional y sanguíneo, llevando una vida intensa dentro de la normalidad, que le encanta.

- ¿Cómo llega a este papel?
- Calixto me dijo, desde que terminamos el montaje de Plataforma en 2007, que volveríamos a trabajar juntos. Este es un espectáculo síntesis de lo que ha han sido sus diez años de presencia en el Teatro Romea de Barcelona para el que ha querido buscar un actor que provocara una serie de emociones. Al principio no sabía exactamente lo que íbamos a hacer pero cuando trabajas con él, no es tan importante lo que vayas a hacer como que ya lo vas a hacer con él.

- ¿Y cómo es trabajar con tu amigo Calixto?
- Vas descubriendo la obra día a día, desde que haces la primera dramaturgia, el primer esbozo del trabajo hasta que luego levantas el telón incluso hasta que haces la última interpretación todo tiene una transformación y un proceso vivo que no es lo convencional. Te colma como actor porque te permite manejar material muy vivo, algo que tiene que nacer de tu interior.

- ¿Cómo se ha preparado para esta obra?
- Trabajando mucho, pensando e imaginando el papel. Acostándome muy pronto y levantándome más pronto para estudiar. Estas funciones requieren un alto grado de concentración. Hay que estar muy tranquilo, con la cabeza encima de los hombros y con muchas ganas de que en cada representación te vaya la vida en ello. La pieza de ejecución es muy difícil porque es mucho texto y exige una gran precisión.

- ¿Qué supone su papel?
- Yo hago Edgar Allan Poe en el escenario, otros lo leen.

- ¿Qué sentiste la noche del estreno?
- La primera vez que hice 'Desaparecer' sentí en mis propias carnes algo que también se menciona en la función y es un profundo vértigo, miedo a caerme, a despeñarme por un precipicio de cien metros de altura. La última vez que la he hecho, sentí un enorme placer.

- Llega a Madrid, un público especial, ¿no?
- Sí, tengo ganas de estar en Madrid, que es mi ciudad, y también tengo ganas de hacer la función en el teatro la Latina, en el que he trabajado tantas veces. Igual que yo estoy enamorado del espectáculo, me gustaría que los espectadores sintieran lo mismo.

- ¿Es mayor responsabilidad actuar en casa?
- No, para nada. Aunque yo no pienso en el resultado. Yo me creo lo que hago y no estoy loco. Tengo la obligación de vivir los personajes que interpreto. Siento un profundo respeto hacia el hecho de que los espectadores salgan de su casa, compren una localidad y se sienten en una butaca ver un espectáculo. Mi obligación como actor es darle suficiente material como para que se conmuevan por algo, que sientan que venir al teatro ha merecido la pena.

- Tiene tablas de sobra a la hora de actuar, ¿qué le motiva?
- En 33 años me muevo por los mismos motivos por los que me subí la primera vez a un escenario y es que me gusta hacer teatro, me gusta que me mata. Es mi pasión y mi vida y procuro hacerlo de verdad.

- ¿Tiene malos recuerdos de algún momento en tantos años?
- Olvido los malos recuerdos fácilmente incluso suelo olvidar los buenos recuerdos. En realidad, procuro olvidar porque me gusta vivir el presente, no me gusta pensar en el futuro y desde luego no me gusta regodearme en las hazañas pasadas. Vivo el día de hoy y procuro des- dramatizar el trabajo que hago.

- De entre todos esos años, ¿qué obra recuerda con más cariño?
- La que tengo que hacer porque es el siguiente reto al que le aplico todo el cariño. Procuro concentrarme en lo que tengo por delante pero de forma inmediata.

- ¿Cómo es el actor Echanove?
- No soy quién para hablar de mí mismo y me produce un gran pudor, me parece de profunda mala educación. En esta profesión las etiquetas no valen para nada. Hay mucha gente que le da demasiada importancia, pero eso es más normal que todo eso. Un amigo mío me decía que esto de ser actor o es muy fácil o es imposible. Y es la verdad.

- ¿Pero cómo es a la hora de enfrentarse al trabajo?
- Trabajo con mucha seriedad y me tomo muy en serio todo lo que hago. Soy muy responsable pero no sé si eso me define. Me gusta llegar a mi hora y ser cumplidor con las citas. Me gusta tomarme mi vida en serio y me gustan los retos difíciles, también las dramaturgias poco convencionales y el teatro cuanto más contemporáneo mejor.

- ¿Qué sería un reto para usted?
- Un reto es hacer la próxima función. Yo no tengo ninguna meta. No sé qué va a ser de mi futuro y no me gusta planteármelo. Mi reto es como el de cualquier ciudadano, y es salir a la calle y permanecer vivo en este mundo, más difícil todavía, vivir de una manera activa.

- ¿Y cuáles son las amenazas para vivir de esa forma?
- La situación que vivimos. No tenemos ninguna seguridad en nuestro puesto de trabajo. Lo que creemos que no puede ocurrir, ocurre y esa es la dura realidad. Enfrentarse a eso es un verdadero reto cuando el esfuerzo de tantos años se esfuma poco a poco. Vivimos con la incertidumbre de si tendremos los medios para salvar nuestra vida o salir adelante.

- ¿Es positivo?
- Sí, soy enormemente positivo. Hay que construir las cosas y trabajar cada vez más en caso de que puedas. Pero lo cierto es que vivimos rodeados de gente que no puede. Yo no soy nada catastrofista, en este caso solamente realista porque la vida es así.

- ¿Qué le ha condicionado en su vida?
- Muchas cosas. El día que nació mi hijo mi vida cambió absolutamente. Dejé de ser una persona sola y adquirí esa responsabilidad eterna para el futuro. Nació un ser que depende de mí.

- ¿Y en su carrera interpretativa?
- Toda mi trayectoria está llena de cosas que de alguna manera han modificado o variado mi manera de pensar y de vivir. Cada vez que trabajas con un director distinto, si es bueno, te abre ventanas al mundo y eso es muy importante.

- ¿Qué tal lleva la popularidad?
- Muy bien, yo lo llevo de maravilla, todo el mundo me conoce. Por la calle me paran, me hacen besar a los niños y escribir mensajes en papeles. Cuando subo al escenario, eso se queda atrás porque lo que tengo que hacer es interpretar. A mí no me condiciona nada de eso porque si no mentiría en el escenario. Que decida la gente, a mí qué más me da.

- ¿Qué le falta por hacer?
- Todo. Lo único que quiero es poder tener algo entre manos que me permita construir un personaje de manera viva en el escenario. Después de 33 años siendo actor, ahora empiezo a saber de qué va esto. Esta es una profesión en una continua renovación porque tiene que ver con los momentos que vives y con lo que sientes.

- Ya ha pasado el medio siglo de vida y los treinta años como actor, ¿Cómo se ve dentro de otros treinta?
- Yo espero ser feliz fundamentalmente, que la gente que me rodea sea igualmente feliz y no defraudar a los espectadores haga lo que haga. Lo espero con toda mi alma y ese es el reto. En eso a lo mejor entran proyectos teatrales o cinematográficos, pero no lo sé, no depende de mí.

- ¿En qué proyectos está trabajando ahora mismo?
- Además de empezar la gira en Madrid con 'Desaparecer', seguimos rodando 'Cuéntame'

- Sin fecha de emisión, de momento...
- Sí, ese es un tema que lleva la cadena pero que no tiene la mayor importancia porque nosotros seguimos rodando como siempre. Se acabó una temporada y ahora hacemos capítulos nuevos. Da igual si se emite en Septiembre o en Enero...

- Después del gran éxito cosechado con 'Cuéntame', ¿cuánto más podrá seguir esta serie?
- Eso se responde solo teniendo en cuenta que los espectadores del último capítulo de esta temporada han sido más de cinco millones. Si tantas personas demandan esa serie, podrá seguir hasta que ellos quieran. Es curioso porque hay gente que estudia 'Cuéntame' como fenómeno de comunicación.

- ¿Qué tiene esta serie para seguir liderando después de tantos años?
- Lo bueno es que se van enganchando generaciones conforme va apareciendo su época en la trama. Quienes la ven es porque se sienten identificados en todos los aspectos que aparecen.

- Ahora ha tocado la sensibilidad especialmente con temas como el cáncer de Mercedes, por ejemplo...
- Sí, pero siempre partiendo de que la elaboración de los guiones es muy cuidadosa, y su éxito también se debe a la documentación tan rigurosa, yo creo que está hecha con rigor. En ella podemos ver como la vida son ciclos que se repiten.

- ¿Qué hay del proyecto 'Un país para comérselo'?
- Se terminará porque me ocupa mucho tiempo. Es muy complicada de rodar e impide hacer otras cosas. Desde hace un año he renunciado a cualquier minuto de tiempo libre para realmente meterme en este proyecto y ahora he llegado a un momento en que tengo que optar. Si tengo que elegir, lo más importante de mi vida es ser actor.

- ¿Cómo se organiza entre rodajes, giras y viajes?
- De maravilla. He vivido más tiempo fuera de mi casa que dentro.

- ¿No tiene barreras o condiciones en este sentido?
- Nada. Es mi trabajo, soy actor y soy viajante. En mi casa hay muchísimas maletas porque las reviento. Mi trastero es un cementerio de maletas porque viajo mucho y es lo prioritario en mi vida. Mi familia y todos mis allegados saben que soy actor y lo tienen asumido. Esto influye negativamente porque cuando mis amigos me llaman para celebrar sus cosas, nunca estoy. A cambio de eso tengo una gran cantidad de amigos en todas partes, a los que veo cada tres o cuatro años y es un verdadero placer el reencuentro con ellos.

- ¿Cuál es la maleta que más le ha costado hacer en su vida?
- La de 'me voy y no vuelvo' y esas son maletas que hay que hacer cada cierto tiempo. Siempre hago maletas con lo que me llevo cuando se termina algo de manera definitiva duele cuando haces la maleta para no volver a una relación, a una manera de vivir o a una función. También hago maletas en las que me apoyo para afrontar los retos.

- ¿Y qué se lleva de su carrera interpretativa hasta ahora?
- Todavía conservo la ilusión que me produce cada vez que se levanta el telón, es una emoción increíble. Sin eso, yo no podría ser actor. Todo mi trabajo se resume en: se levanta el telón y tienes que interpretar a muerte, como si fuera la primera y la última vez que lo estás haciendo.

- Pero eso agota mucho...
- Sí, pero hubieras pedido muerte. Yo lo vivo así porque para mí es muy importante. Disfruto de las pequeñas cosas, soy emocional y sanguíneo, adoro la normalidad y procuro dentro de todo, vivir de forma intensa.