MADRID, 9 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las enormes plataformas de hielo que rodean la Antártida actúan como barrera de seguridad para que los glaciares internos no se precipiten en el mar, pero existe un punto crítico para que colapsen.
Por ejemplo, la más grande, la barrera de Ross, tiene un tamaño parecido al de España y se levanta cientos de metros por encima de la línea de flotación.
Durante los últimos 20 años, muchas de las plataformas de hielo más septentrionales de la Antártida han adelgazado y en algunos casos incluso desaparecido en forma de grandes icebergs.
Por ejemplo, en 1995 la plataforma de hielo Larsen A se derrumbó desgarrando una superficie de hielo del tamaño de Berlín, siete años más tarde, la plataforma Larsen B se separó, y en 2008 la plataforma de hielo Wilkins comenzó a desintegrarse.
Como las plataformas de hielo están conectadas a los glaciares y las corrientes de hielo en el continente, desempeñan un papel importante en la yuxtaposición el hielo, a medida que se arrastra hacia el mar, disminuyendo efectivamente la velocidad del flujo.
Si se pierde una placa de hielo, el flujo de los glaciares interiores puede acelerarse, lo que contribuye al aumento del nivel del mar.
Casi inmediatamente después de que Larsen B se disolviera en 2002, se observaron glaciares tributarios fluyendo hasta ocho veces más rápido. Como resultado de la pérdida de ésta plataforma de hielo, la descarga de hielo en el mar alcanzó aproximadamente el 5% de la pérdida total de hielo de Groenlandia en ese momento.
Larsen B era sólo una de las por lo menos 50 barreras de hielo que bordean el continente, algunas de las cuales son mucho más grandes.
Científicos de la Universidad de Erlangen-Nürnberg y del Laboratoire de Glaciologie et Geofísica de l'Environnement en Grenoble, Francia, utilizaron datos de radar de satélites como ERS y Envisat de la ESA y observaciones de espesor de hielo de estudios sobre le terreno en un complejo modelo para demostrar, por primera vez, cómo el papel de yuxtaposición de las plataformas de hielo está en peligro ya que las barreras de hielo se debilitan y retiran hacia el interior. Sus hallazgos han sido publicados en la revista Nature Climate Change.
Se tiene constancia de que alrededor del 13% del área total de la plataforma de hielo contiene lo que se llama 'plataforma de hielo pasiva". Esta es la parte del cuerpo de hielo flotante que no proporciona ninguna yuxtaposición adicional - por lo que en caso de pérdida no se produciría un aumento instantáneo de la velocidad glacial.
Sin embargo, detrás de esto, hay un área de hielo llamada 'banda de seguridad', que es la parte más crítica de la plataforma de hielo para restringir el flujo de hielo.
Johannes Fürst, de la Universidad de Erlangen-Nürnberg explicó: "Desde hace algunas décadas, la teledetección por satélite nos ha permitido seguir los cambios y el movimiento de los frentes de hielo de la Antártida. En algunas regiones se ha visto una recesión continua de la plataforma de hielo".
"Una vez que la pérdida de hielo a través de la aparición de los icebergs va más allá de la plataforma de hielo pasiva y corta en la banda de seguridad, el flujo de hielo hacia el océano se acelerará, lo que bien podría suponer una contribución elevada a la subida del nivel del mar durante décadas y siglos".
Sin embargo, hay algunos resultados que contrastan, ya que no todas las plataformas de hielo tienen este hielo pasivo. Fürst añadió: "Los mares de Amundsen y Bellingshausen tienen poca o casi ninguna barrera de hielo pasiva, lo que implica que un mayor retroceso de los frentes actuales de las plataformas de hielo tendrá consecuencias graves dinámicas".
"Esta región es particularmente vulnerable, ya que las plataformas de hielo ya han adelgazado a tasas elevadas durante dos décadas. En contraste con estas plataformas de hielo, la plataforma de hielo Larsen C en el mar de Weddell exhibe un área frontal pasiva grande", explicó.
