Tres de cada cuatro islas se enfrentan a un futuro más seco

Isla
UNIVERSIDAD DE COLORADO BOULDER
Actualizado: lunes, 11 abril 2016 17:20

   MADRID, 11 Abr. (EUROPA PRESS) -

   El 73 por ciento de las islas en todo el mundo se volverán mucho más áridas a mediados de siglo, en lugar del 50 por ciento estimado hasta ahora.

   Así lo estima una nueva forma de modelar los efectos del cambio climático en las islas que se detalla en una artículo publicado en la revista 'Nature Climate Change' por científicos de la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos.

   Las islas ya se enfrentan a la peor parte de los efectos del cambio climático: aumento del nivel del mar, disminución de los recursos, amenazas a su infraestructura y sus bases económicas. A ello se añade que son demasiado pequeñas para tener en cuenta en los modelos de clima global (GCMs, por sus siglas en inglés) utilizados por los científicos para medir los efectos del cambio climático.

   Esta investigación muestra que los análisis previos han subestimado el número de islas que se volverán mucho más áridas a mediados del siglo: el 73 por ciento frente a una estimación del 50 por ciento. Eso deja a la población de esas islas --aproximadamente unos 18 millones de personas-- "computacionalmente privados de sus derechos", según el autor principal, Kris Karnauskas, del Instituto de Investigación en Ciencias Medioambientales (CIRES, por sus siglas en inglés), de la Universidad de Colorado, y sus colegas.

   También significa que lo que se conoce acerca de los efectos del cambio climático en los sistemas de agua dulce de las islas puede estar lamentablemente incompleto. Los GCMs muestran que el 50 por ciento de todas las islas pequeñas se volverán más húmedas y el 50 por ciento más secas. Pero esos modelos por sí mismos no tienen en cuenta lo que ocurre en la superficie de estas islas no contabilizadas y, de hecho, estos científicos hallaron que el 73 por ciento de las islas en realidad serán más secas como resultado de una mayor evaporación.

   "Las islas ya tienen que tratar con el aumento del nivel del mar. Pero esto demuestra que cualquier agua de lluvia que tengan también es vulnerable", dice Karnauskas, también profesor de Ciencias Atmosféricas y Oceánicas en la Universidad de Colorado en Boulder.

   El problema se deriva del hecho de que los modelos de circulación general no son tan finos, ya que dividen el planeta en una rejilla y cada célda de la malla es de aproximadamente 240 km por 210 km, un espacio bastante grande y si hay una pequeña isla --o incluso una cadena de islas como la Polinesia Francesa-- solo en una de esas celdas de las rejilla, hace que sea poco práctico incluirlas en el modelo.

   "Piense en píxeles --apunta Karnauskas--. Si son demasiado grandes para tener una resolución de las pecas en la nariz de una persona, no se podrán ver esas pecas. Tiene que haber píxeles súper finos para la resolución y, francamente, los modelos climáticos globales no fueron diseñados para hacerlo".

   Los "píxeles" de los modelos de circulación general son demasiado grandes y los científicos no tienen los recursos informáticos para hacer algo en una escala más refinada. Por ejemplo, una isla como Isla de Pascua, que está a 3.512 kilómetros de la costa de Chile en el Pacífico Sur, es pequeña y es el único lugar de la tierra en su celda de la malla de GCM. Esencialmente, es una peca y el GCM no puede bajar a ese nivel de detalle, así que en los GCM actuales, la isla de Pascua no existe, sino que toda la celda de la rejilla simplemente se considera como océano abierto.

   Así sucede en las islas de todo el mundo y es un verdadero problema cuando se trata de saber qué va a provocar el cambio climático en lo que respecta a los suministros de agua dulce de las islas. A diferencia de los continentes o islas más grandes, no se están calculando los efectos del cambio climático sobre el agua dulce para estas islas más pequeñas y aisladas.

LA EVAPORACIÓN, UN FACTOR NO MEDIDO HASTA AHORA

   Para entender cómo el cambio climático afectará al agua dulce, los científicos tienen que entender qué está pasando con la precipitación y la evaporación. La primera parte es fácil: los GCM actuales pueden decir todo acerca de la precipitación sobre la tierra o sobre el océano e, incluso, en una cuadrícula como en la que está la isla de Pascua, se puede estimar la cantidad de precipitación que es probable que haya.

   Sin embargo, la evaporación es otra cosa. Cuando se trata de esas mismas islas pequeñas, los modelos no muestran cuánta agua se está evaporando porque esas islas no existen en los modelos, sino que allí es todo océano. Tampoco se puede calcular utilizando la cantidad de evaporación del océano, ya que la evaporación del océano sigue diferentes principios físicos que la evaporación del agua de la Tierra.

   Sin saber qué cantidad de agua se está evaporando fuera de estas islas, no hay ninguna manera de saber exactamente cómo están afectados los suministros de agua dulce. Así, Karnauskas y sus excolegas del Instituto Woods Hole en Massachusetts, Estados Unidos, desarrollaron una manera de obtener la información necesaria para saber qué está sucediendo en las islas.

   Karnauskas dibujó un diagrama de un cubo en un tablero blanco. "Es una imagen en 3-D de una celda de la cuadrícula océano -explica--. Digamos que hay una isla aquí. El modelo climático no tiene la isla, pero vamos a ir a la ubicación en la que debería haber una isla y utilizar la información sobre la atmósfera del modelo directamente sobre la célula".

   Esencialmente, los investigadores están viendo el clima por encima de la superficie de la isla para hacer una aproximación del clima actual de la isla. Pueden hacer esto porque muchas de las islas son tan pequeñas que el clima por encima de la isla no es muy diferente del clima sobre el océano, especialmente en un promedio de un día o más. Eso ha sido verificado incluso en islas tan grandes como Maui, donde los datos de las estaciones meteorológicas en los aeropuertos muestran sorprendentemente poca diferencia de los datos de estaciones meteorológicas a cientos de kilómetros de la costa.

   Karnauskas sugiere que los científicos no necesitan saber nada de la tierra misma para predecir la evaporación; sólo deben saber qué está sucediendo en la atmósfera cerca de la superficie. A partir de esa información, y algunas herramientas desarrolladas en el campo de ingeniería, pueden deducir cuánta agua se evapora y, por lo tanto, obtener una imagen más precisa de la relación entre precipitación y evaporación en un área en particular.

   Karnauskas ve este trabajo como muy importante, tanto para entender el cambio climático en estas regiones como para considerar la salud y la seguridad humana. Una gran mayoría de las personas que viven en estas islas a distancia necesitan el agua de lluvia como fuente de su agua potable y para aquellos que ya tienen problemas de salud por la calidad del agua, el aumento de la presión sobre los sistemas de agua dulce sólo exacerbará el problema.