Se cumplen 77 años del primer vuelo de un avión a reacción

 He 178
WIKIPEDIA/USAF
Actualizado: viernes, 26 agosto 2016 13:38

   MADRID, 26 Ago. (EUROPA PRESS) -

   Este 27 de agosto se cumplen 77 años del primer avión del mundo propulsado por un tubrorreactor, el Heinkel He 178, un prototipo que Alemania estrenó 5 días antes del inicio de la II Guerra Mundial.

   Siendo un diseño estrictamente experimental de la firma Heinkel, el He 178 voló casi dos años antes que el Gloster E.28/39 británico, dando origen a una nueva etapa en el desarrollo de la aviación.

   Su fabricante, una firma privada dirigida por el ingeniero Ernst Heinkel, se caracterizaba por financiar conceptos radicales en desarrollos para la aviación. Al mismo tiempo que se desarrollaban los trabajos del avión cohete He 176, se acometió el diseño de este avión. De la mesa de diseño de los gemelos Siegfried y Walter Günter nació un pequeño aeroplano de alas rectas de madera, montadas en la parte superior de un fuselaje metálico, con el motor a reacción colocado dentro del mismo complementado con una toma de aire frontal y un tren de aterrizaje retráctil (fijado con pernos en el vuelo inicial) y con rueda de cola.

   Su motor se desarrolló a partir de los trabajos realizados por el joven ingeniero alemán Hans von Ohain, quien en 1936 presentó a la firma un bosquejo para la construcción de un motor a reacción centrífugo que se convertiría en el motor HeS 3b el cual alcanzaba en sus etapas iniciales un empuje efectivo de 340 kgf, informa Wikipedia.

NO DESPERTÓ INTERÉS

   Cinco días antes de estallar la Segunda Guerra Mundial, el 27 de agosto de 1939, el He 178, pilotado por el capitán Erich Warsitz, sobrevoló el aeródromo de la factoría en Rostock-Marienehe. Los resultados del primer vuelo entregaron una velocidad máxima de 648 km/h, muy superior a la de los aviones a pistón del momento, y una velocidad crucero de 584 km/h.

   Sin embargo, debido a que los militares alemanes estaban convencidos de que el conflicto recién iniciado podía ganarse con las armas convencionales disponibles y el conservadurismo acerca del diseño en general del avión demostrado por ellos, no se mostró ningún interés oficial en la expansión del nuevo concepto.

   El aparato no despertó gran interés. Sin embargo, Heinkel era obstinado y se decidió a emprender, con su propio capital, la construcción de un caza a reacción: el Heinkel He 280. Sería otro fabricante alemán, Messerschmitt, el que desarrollase un modelo propio, el Me 262, que se convirtió en 1944 en el primer avión de combate a reacción en entrar en servicio.