MADRID, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -
El neurocirujano español Andrés Lozano, que desarrolla su labor en el Hospital de Toronto (Canadá), ha mostrado que la estimulación cerebral profunda puede ser aplicada con éxito en pacientes de depresión severa refractaria a través de la implantación de un sistema parecido a un "marcapasos cerebral". Este sistema, que regula la actividad de un área del cerebro implicada en los estados de ánimo, ha conseguido que la enfermedad remita en cuatro de los seis pacientes tratados. Los resultados del estudio se publican en la revista 'Neuron'.
Según declaró Andrés Lozano a Europa Press, los resultados del estudio mostraron una respuesta clínica significativa en cuatro de seis pacientes estudiados con estimulación crónica de la región cingulada subgenual o área 25, con una mejoría sostenida durante seis meses hasta el momento de finalización del estudio. Lozano señala que la estimulación cerebral profunda (ECP) viene siendo utilizada con éxito en pacientes de Parkinson en los últimos años y que esta es la primera vez que se realiza un estudio de estas características en enfermos de depresión mayor.
La técnica supone una estimulación eléctrica de alta frecuencia dirigida a un área del cerebro con la intención de modular la actividad de la región. El área 25 fue específicamente el objetivo debido a evidencias cada vez mayores de su papel crítico en la depresión. Esta región cerebral está localizada en una banda que va desde lo profundo de los lóbulos frontales bajo la línea media y se sabe que juega un importante papel en la modulación de la tristeza y los estados de ánimo negativos tanto en personas sanas como en individuos depresivos.
Según Lozano, guiados por los descubrimientos de una investigación previa de el papel critico del área 25 en la regulación de los estados de ánimo y la respuesta de los fármacos antidepresivos, los componentes del equipo pensaron que si se podía reajustar este funcionamiento anormal del circuito mediante una intervención quirúrgica que utilizara la estimulación eléctrica se producirían beneficios clínicos en los pacientes con depresión refractaria.
CURA DE LA DEPRESIÓN RESISTENTE
Según Lozano, el estudio muestra que áreas del cerebro que están alteradas en pacientes con depresión severa pueden ser identificadas con precisión y reconducidas a niveles más normales de actividad utilizando la estimulación eléctrica. Esto a su vez, puede conducir a la eliminación de la depresión en ciertos pacientes.
El investigador español señala que cada año se producen 800.000 suicidios y que entre el 10 y 15 por ciento de los pacientes de depresión no responde a los fármacos y arrastra durante su vida una enfermedad que les impide desarrollar una vida plena. Según Lozano, si la seguridad de esta técnica y sus beneficios se mantienen en futuros estudios, esta terapia se podría aplicar en los próximos años en los pacientes de depresión refractaria como se ha realizado ya en 25.000 pacientes de la enfermedad de Parkinson.
EL ESTUDIO
El estudio fue llevado a cabo junto con Andrés Lozano por Helen Mayberg, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Emory en Atlanta (Estados Unidos), neuróloga reconocida internacionalmente por sus estudios en psicopatología y tratamiento de la depresión, y Sidney Kennedy de la Universidad de Toronto (Canadá) experto en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos del estado de ánimo.
En la investigación participaron seis pacientes diagnosticados con depresión refractaria con una media de 46 años cuya respuesta fue negativa a un mínimo de cuatro tratamientos antidepresivos diferentes, incluyendo fármacos, psicoterapia o terapia electroconvulsiva. Aunque que el tratamiento no mostró efectos secundarios serios dos pacientes fueron eliminados del estudio a los seis meses después de comprobarse que no obtenían beneficios clínicos con esta terapia. Lozano señala que investigaciones posteriores se redirigirán hacia el estudio de por qué unos pacientes reaccionan a la ECP y otros no.
El procedimiento quirúrgico que llevaba a cabo el científico español, uno de los profesionales más reconocidos en el ámbito de la ECP, consistía en hacer dos agujeros sobre el cráneo con los pacientes despiertos y bajo anestesia local. Guiado por imágenes de resonancia magnética para confirmar la localización anatómica precisa de la materia gris y blanca del área 25, Lozano insertó dos delgados alambres con electrodos que contactaban con los tractos de la materia blanca adyacentes al área 25. El otro extremo de estos alambres fue dirigido a través de la parte inferir del cuello y conectado a un generador de pulso implantado que dirigía una corriente eléctrica. El sistema completo, parecido a un marcapasos cerebral, se encuentra bajo la piel.
Los investigadores determinaron el voltaje más eficaz, la amplitud del pulso y la frecuencia para cada paciente e hicieron un seguimiento de su respuesta clínica utilizando una tomografía de emisión de positrones (TEP), una imagen cerebral de la actividad del flujo sanguíneo en el cerebro, además de una batería integral de pruebas neuropsicológicas. Este seguimiento se realizó antes de la cirugía y en intervalos mensuales durante seis meses.
Los científicos notaron una notable y sostenida remisión de la depresión en cuatro de los seis pacientes que completaron el estudio.
Además, como se documentó por los estudios de la TEP, no sólo se cambió la actividad en el área 25, sino que también se extendieron los cambios a la corteza frontal, el hipotálamo y el tronco cerebral, datos estos consistente con los resultados obtenidos de pacientes con una depresión de menor grado que respondían de forma positiva a la medicación o psicoterapia. Los cuatro pacientes se encuentran aún recibiendo estimulación crónica y continúan alcanzando los criterios de la remisión clínica de la depresión.