MADRID, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
El sulfato de glucosamina consigue un mayor control del dolor en los pacientes con artrosis de rodilla que el tratamiento estándar con paracetamol, según revela el estudio GUIDE (Glucosamine Unum in Die Efficacy trial), presentado ante más 800 médicos de forma simultánea en cuatro ciudades (Valencia, Madrid, Barcelona y Sevilla).
Según el doctor José Mª Álvaro-Gracia Álvaro, del servicio de Reumatología del Hospital La Princesa de Madrid, estos resultados tienen una trascendencia importante en el tratamiento de la artrosis de rodilla "ya que no es fácil ver en un estudio clínico cómo un fármaco puede inducir una mejoría clínicamente significativa y hacer que se controle el dolor en casi la mitad de los pacientes afectados".
El estudio GUIDE se ha realizado en 10 hospitales españoles y 3 portugueses con una muestra de 325 pacientes distribuidos de forma aleatoria en tres grupos de tratamiento: sulfato de glucosamina, paracetamol y placebo. SE medía la eficacia de los dos fármacos implicados (sulfato de glucosamina y paracetamol) frente a placebo.
Según los resultados, los pacientes tratados con glucosamina refieren un alivio del dolor clínicamente significativo frente a placebo, mientras que en los tratados con paracetamol, ese alivio no resultó estadísticamente significativo.
Se considera que los resultados de este estudio podrían motivar en un futuro un cambio en las recomendaciones actuales en el tratamiento de la artrosis de rodilla. Estas directrices aconsejan la utilización como primera línea del paracetamol y si el paciente no responde acudir a los antiinflamatorios no esteroideos. "Los resultados de este trabajo y de otros previos ponen de manifiesto que el sulfato de glucosamina es un tratamiento eficaz y bien tolerado. Tiene una serie de características que le sitúan como una de las terapias más importantes para esta enfermedad, por lo que son datos para considerarlo como un tratamiento de primera elección", precisa el doctor Alvaro-Gracia.
El empleo temprano de la glucosamina concedería al paciente un beneficio añadido, puesto que, según los resultados de un ensayo clínico realizado por el doctor Karel Pavelka, director del Instituto de Reumatología de la Universidad de Praga, podría enlentecer la progresión de la artrosis.
"La mayoría de los tratamientos que utilizamos son de carácter sintomático, orientados a controlar los síntomas principalmente el dolor, pero el objetivo es lograr fármacos que además retarden la progresión de la enfermedad. Dos estudios realizados con sulfato de glucosamina muestran que este medicamento es capaz de enlentecer el desarrollo de la artrosis de rodilla. En definitiva -explica este reumatólogo- además de controlar el dolor, estaríamos retrasando el avance de la enfermedad".
Al finalizar todas las ponencias de la jornada, los asistentes de cada sede contestaron a un breve cuestionario a través del sistema de votación interactiva. Como conclusión más importante, cabe destacar que, en vista de los resultados del estudio GUIDE, el 88% de los asistentes en las 4 sedes, calificó al sulfato de glucosamina como la opción terapéutica más segura para el tratamiento de la artrosis de rodilla de entre las opciones propuestas.
ENFERMEDAD CRONICA
La artrosis de rodilla es una enfermedad crónica que se caracteriza por el deterioro paulatino del cartílago que forma parte de las articulaciones. Más del 10% de la población la padece. Se trata de una enfermedad crónica, invalidante, que causa un gran sufrimiento al paciente y, además, la artrosis de rodilla, es la que más afecta a la calidad de vida de los pacientes.
Por tratarse de una enfermedad crónica, el mantenimiento de un tratamiento sintomático requiere de medicamentos eficaces, seguros y cómodos de tomar. Los que habitualmente se recetan para el tratamiento de la artrosis persiguen el fin de aliviar sus síntomas.
Un medicamento analgésico es aquel que combate el dolor, incluyendo el dolor articular, pero no afecta a la artrosis en sí misma. El paracetamol es uno de ellos. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) son medicamentos que luchan contra el dolor, la inflamación y la rigidez de las articulaciones. Sin embargo, su uso continuado puede llegar a lesionar el tubo digestivo, por lo que a veces se recomienda ingerirlos con un medicamento que lo proteja.
Por último, existe un tercer grupo de fármacos, los SYSADOA, entre los que se encuentra el sulfato de glucosamina, que fue el primero comercializado en España de los denominados modificadores selectivos de los síntomas.