BARCELONA, 19 Oct. (EUROPA PRESS) -
La Universidad de Barcelona (UB) ha desarrollado un modelo estadístico para de predecir el número de incendios forestales y la extensión del área que quemarán en función de las temperaturas y las lluvias de los dos años anteriores.
El trabajo, que ha sido publicado en la revista 'Climatic Change', se basa en que las condiciones climáticas previas afectan a la humedad y a la estructura y cantidad de combustible en los bosques, lo que permite dibujar un modelo para aplicar en predicciones a largo plazo.
El trabajo ha analizado con detalle los incendios registrados en Cataluña entre 1983 y 2007, un periodo de 25 años en el que se documentaron más de 16.000 fuegos que afectaron unas 240.000 hectáreas --el 7,5% del territorio catalán--, ha indicado la UB en un comunicado.
A pesar de permitir obtener predicciones fiables sobre el impacto de la variabilidad climática en los incendios estivales, "no es un modelo para aplicar en las evaluaciones de riesgo de incendios inmediatos", ha indicado la investigadora Maria del Carme Llasat, coautora junto al doctorando Marco Turno del trabajo.
Los científicos han creado un modelo matemático simple que incluye la influencia de las características climáticas del periodo comprendido entre la primavera y el verano del año en cuestión, si bien han comprobado que existe un "componente importante asociado a la temperatura del invierno-primavera de los dos años anteriores".
En concreto, el número de incendios se correlaciona con la temperatura mínima que va de febrero a junio de los dos años anteriores y el número de hectáreas calcinadas tendría más que ver con la temperatura máxima del periodo que va de marzo a abril de también los dos años anteriores.
La relación bienal, además, también ha sido observada "en otros estudios llevados a cabo en la región mediterránea", si bien los investigadores recuerdan que los incendios son procesos complejos asociados a factores diversos, también humanos.
Así, concluyen que el modelo permite afirmar que los procesos climáticos actúan como elementos de control de la humedad del combustible, y por tanto de su inflamabilidad, pero también del tipo y disponibilidad de combustible
El modelo se ajusta bien a lo que sucedió cada año, si bien los investigadores también señalan que no sucede exactamente lo mismo con algunos años concretos, como en 1994, cuando hubo más incendios de los que cabría esperar.
