VALENCIA, 12 May. (EUROPA PRESS) -
El pianista Joaquín Achúcarro (Bilbao, 1932) aseguró hoy que la evolución musical que ha experimentado España en los últimos tiempos es "alucinante" y comparó el nivel de este país con el de "la América de hace unos años". Asimismo, en clave personal, afirmó que a pesar de su larga trayectoria y, "aunque viviera 1.000 años, me quedarían muchos retos por cumplir".
El intérprete, que realizó estas declaraciones hoy en rueda de prensa, recibirá mañana la Medalla de Oro de 2008 del Palau de la Música de Valencia, que le será entregada durante el transcurso de un recital en el auditorio con obras de Falla, Debussy, Granados, Albéniz y Chopin.
Respecto a la concesión de esta distinción, el artista manifestó que le produce "una sensación de calor, de felicidad y de estar en las nubes, al tiempo que una responsabilidad enorme, porque tener la Medalla del Palau implica que uno tiene que seguir trabajando y que no se pede dormir".
Interrogado por su opinión sobre la "salud" musical de España, el veterano pianista consideró que en este momento es "muy buena". En este punto, recordó que en sus comienzos el país sufría un estado de "penuria total en cuanto a orquestas, músicos y profesores". "Quién iba a estudiar diez años de violín para ganarse la vida después tocando en salas de fiesta", se preguntó.
Por ello, Achúcarro sostuvo que "lo que ha sucedido en los últimos años en España en alucinante y eso lo ven desde fuera, ya que ahora hay un montón de gentes de Europa que quieren venir a trabajar a España, que se ha convertido a lo mejor en los que era América hace unos años", apostilló.
Igualmente, alabó la situación de Valencia con el Palau de la Música, que calificó de "colosal" y otros grandes proyectos, como el Palau de les Arts, la America's Cup o la Fórmula 1. "Qué más se puede pedir", exclamó.
Achúcarro se refirió a lo largo de su intervención en repetidas ocasiones a José Iturbi, de quien es considerado su sucesor. El pianista recordó los consejos que le dio el artista valenciano. "Me dijo que esta profesión era muy dura pero no trágica", rememoró.
Para el instrumentista, "lo bonito de esta profesión es que no está nunca nada acabado y hay que seguir buscando" y, en esta línea, recalcó que "aunque viviese mil años me quedarían retos". Uno de ellos es la enseñanza, una actividad que aunque al principio pensó que era "una pérdida de tiempo y energías", ahora le otorga "mucha satisfacción".
De hecho, Achúcarro imparte clases en la Universidad metodista de Dallas, donde recientemente se acaba de crear una fundación que lleva su nombre "para que se perpetúe mi nombre y mi legado ayudando a jóvenes pianistas", dijo.
El pianista admitió que "hace veinte años dije que nunca enseñaría, pero cuando entré en la universidad vi que era una experiencia riquísima". "Ahora --prosiguió-- hay una siembra de gente que ha estudiado conmigo", celebró Achúcarro, quien defendió la "paciencia" como metodología docente frente al "sistema de humillar al estudiante que, por lo visto, es lo normal en algunos países".
Achúcarro comentó respecto a sus planes de futuro que piensa "seguir tocando mientras el cuerpo aguante y cuando haya que doblar pues a doblar". "A mí será el público o mi salud quien me jubile", garantizó.
El pianista subrayó también la intensa "actividad física y mental" que supone "la ciencia de descifrar una partitura, ver sus intenciones emocionales y hacerlas tuyas. "Creo que el piano es una droga" con la que se mantiene, dijo, "una relación amor-odio".
Por su parte, la presidenta del Palau de la Música, Mayrén Beneyto, subrayó que la concesión de la Medalla del auditorio al Achúcarro "no es sólo por ser un ser bueno sino porque además es un magnífico pianista".
"INTENSA" RELACIÓN
Además, el subdirector de Música del Palau, Ramón Almazán, avanzó que la entidad y Achúcarro "vamos a mantener una relación muy intensa", ya que, según comentó, en la gira internacional que ofrecerá este año la Orquesta de Valencia en Praga y Lintz participará el pianista.
Considerado como uno de los grandes pianistas del momento, su estrecha vinculación con la Orquesta de Valencia y con el Palau de la Música data desde los inicios de su carrera. La altruista colaboración de Achúcarro con la formación valenciana en la gira organizada en 1957 a favor de los damnificados por la riada de Valencia; su primer concierto en el Palau en octubre de 1987; su revisión, interpretación y grabación del 'Concierto para piano' de Joaquín Rodrigo, o su actuación durante la visita al Palau de la Reina Sofía, son tan sólo algunos de los momentos más destacados de una fructífera relación que ahora culmina con la entrega de la medalla del Palau.
Con la entrega de la Medalla de 2008, el auditorio valenciano amplía la lista de personalidades que han recibido este galardón, en la que destacan Teresa Berganza, Alfredo Kraus, Zubin Mehta Cristóbal Halffter o Ainhoa Arteta, entre otros.