J.Edgar: Eastwood y DiCaprio abren el armario del FBI

J.Edgar Con Leonardo Dicaprio
Foto: WARNER BROS.
Actualizado: viernes, 27 enero 2012 14:05

MADRID, 27 Ene. (EUROPA PRESS - Israel Arias)

   A pesar del exceso de látex, J. Edgar es una gran película. Una cinta que incluso a ratos entusiasma. Y lo hace no ya solo como notable biopic político, sino más incluso como gran historia de amor protagonizada por un gran hombre lastrado por sus miedos y traumas. Una cinta a la altura de una figura tan compleja y controvertida como fue John Edgar Hoover

   Un punto hay que dejar claro antes de entrar en más consideraciones: desde el momento en el que el proyecto echó a andar era evidente que J. Edgar contaba con materias primas tan excelsas que hacían casi imposible no alumbrar un peliculón.

   Repasemos. Tenemos a Clint Eastwood, que tiene bastante engrasados los mecanismos del biopic tras rodar Invictus. Tenemos también a Leonardo DiCaprio, que hace no mucho más interpretó a Howard Hugues a las órdenes de Scorsese en El Aviador. Y además contamos con la historia de un personaje que estuvo casi medio siglo al frente del FBI. Una figura que refundó la institución y llegó a ser el hombre más poderoso del mundo, haciendo que los inquilinos de la Casa Blanca se plegaran a sus deseos por miedo a sus secretos.

   Tres pilares más que sólidos en los que cimentar una gran obra. Teniendo esto en cuenta, quizá el entusiasmo que despierta en algunos de sus pasajes sepa a poco ante las excesivas expectativas despertadas en los adictos a su dosis anual de Eastwood. Con estos ingredientes esperábamos -y aquí me incluyo sin rubor en ese grupo de yonkis de la medicina de Eastwood- deleitarnos con un plato de una exquisitez sublime. Y J. Edgar es buena, muy buena, sí. Pero no deslumbra.

   Y aún así el viejo Clint consigue lo esperado: un notable biopic y que Leonardo firme el mejor trabajo de su carrera que, curiosamente, no le ha valido la nominación al Oscar que si consiguió por Diamante de sangre, El aviador o ¿A quién ama Gilbert Grape?. Curioso.

LAS LUCES Y SOMBRAS DE J.EDGAR

   Y lo hace encarnando a una figura de la que, por suerte para la película, se nos muestran tantas luces como sombras, tantas fortalezas como debilidades. Y decimos por suerte porque cuando J. Edgar entusiasma es en aquellos pasajes en los que Eastwood nos acerca con su maestría habitual a los miedos, las contradicciones y, sobre todo, los traumas de este aparente Caballero de Hierro.

   Un conflicto interno que viene motivado por las profundas heridas que la represión impuesta por su madre -genial Judi Dench, como casi siempre-, por el universo en el que se movía y lideraba y por él mismo causaron en un hombre cuya ambición no conocía límites.

   Esta batalla es lo que deja más poso en J.Edgar. Un biopic que pasa, puede que demasiado de puntillas, por episodios clave como los de Kennedy, Nixon o Luther King, pero que sabe tratar con gran elegancia y refinada contención el gran secreto a voces del hombre que custodiaba los secretos de la nación más poderosa del mundo.

   Y todo eso, insistimos, a pesar del por momentos ridículo maquillaje. Un excesivo despropósito que sufren en sus plastificadas carnes Naomi Watts y Armie Hammer. Una lástima.