El poeta Francisco Brines ocupa el sillón X mayúscula que dejó vacante a su muerte el dramaturgo Antonio Buero Vallejo

Actualizado: lunes, 22 mayo 2006 0:40


MADRID, 21 May. (EUROPA PRESS) -

El poeta Francisco Brines (Valencia, 1932) ocupó hoy el sillón X mayúscula que dejó vacante a su muerte Antonio Buero Vallejo en la Real Academia Española. Su discurso de recepción académica versó sobre la 'Unidad y cercanía personal en la poesía de Luis Cernuda'. A la ceremonia de bienvenida asistieron numerosos académicos y personalidades del mundo de la cultura.

Brines, enmarcado en la Generación del 50, junto con poetas como José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, José Angel Valente, Angel González, o Claudio Rodríguez, destacó la "verdad y completud" de las palabras escritas por Luis Cernuda, uno de los poetas más destacados de la generación del 27.

"Tal vez no haya, en nuestra época contemporánea, un poeta en España que equilibre con tanta densidad los dos componentes esenciales del hombre: cuerpo y espíritu. El mundo racional (pensamiento meditado, que es fruto directo del espíritu), el mundo sensorial (tan agudo, intenso y delicado que se expande del cuerpo) y el mundo afectivo", señaló Brines, quien descubrió a Cernunda en su juventud, leyendo una antología nutridísima, con casi ochenta autores.

BÚSQUEDA EN LAS LIBRERIAS

Brines confesó que a partir de la lectura de esa docena de poemas, buscó sus textos en todas las antologías, "ya que sus libros eran una absoluta ausencia en las librerías". "Al final le hallé, a mediados de los cincuenta, y a ras de suelo, en un armarito de una pequeña librería madrileña, 'Abril', tendido junto a otros".

De aquel ejemplar, "que pasó en Valencia de mano en mano entre unos poquísimos poetas amigos" salió pocos años más tarde, ya conocida su obra entera, el número homenaje que le dedicara 'La caña gris', al gobierno de su jovencísimo timonel Jacobo Muñoz.

Para Francisco Brines, galardonado con el Premio Nacional de Poesía (1987) y el Premio Nacional de las Letras Españolas (1999), Cernuda es un poeta "complejo", que concilia "con sorprendente conformidad lo que podría parecer distante (pureza y amargura) y aun contrario (intimidad y distanciamiento)"

CERNUDA, CLÁSICO Y ROMÁNTICO

En su opinión, los textos de Cernuda son clásicos y románticos, y es un poeta abierto tanto a la tradición poética española como a las tradiciones poéticas de otras lenguas. Sin olvidar su punto metafísico y cotidiano. "Un poeta en cuya unidad se advierte una múltiple y rica diversidad", matizó.

El dramaturgo y académico Francisco Nieva fue el encargado de dar la bienvenida a este poeta, del que destacó el "realismo" y "moralismo" como los ejes de su personalidad.

Explicó que la poesía de Francisco Brines sólo busca la comprensión de aquellas personas que sean sensibles al arte e incluso señaló que algunos de sus poemas tienen incluso pasajes que "pueden llegar a ser difíciles", incluso "muy difíciles" como los incluidos en la segunda parte de su libro 'Aún no'.

En sus versos desaparecen la rima y el ritmo tradicionales, y "el estilo y la visión del mundo se completan y perfeccionan con esta desaparición de la rima y del ritmo tradicionales", apuntó Francisco Nieva.

Y entre sus temas habituales aparecen aquellos denominados como "eternos" en la historia de la literatura: el amor, el tiempo, la vejez, la muerte, etc. "Son asuntos que, prestándose para expresar a través de ellos la genérica condición humanal, permiten con no menor facilidad la vibración única de un alma particular. Esto hace que Brines se nos ofrezca en el marco de su generación como el poeta metafísico por excelencia", concluyó Nieva.

BIOGRAFÍA DE BRINES

Nacido en Oliva, Valencia, en 1932, Francisco Brines, tras estudiar el bachillerato en los jesuitas de Valencia, hizo la carrera de Derecho en Deusto, Valencia y Salamanca, donde se licenció.

Posteriormente cursó estudios de Filosofía y Letras en Madrid, y durante dos años fue lector de español en Oxford. Actualmente reside, indistintamente, en Madrid y Valencia.

Su obra trasluce coherencia y constancia, y, a la vez, sutiles transformaciones. Así, la lucidez precoz del primer libro, 'Las brasas' (1960), Premio Adonais 1959, da paso a los poemas histórico-narrativos que conforman 'Materia narrativa inexacta' (1965) y al sinuoso y reflexivo 'Palabras a la oscuridad' (1966), Premio de la Crítica. 'Aún no' (1971) abre caminos nuevos, como la sátira y un desgarrado existencialismo que preconiza la visión desengañada y a la vez metafísica de 'Insistencias en Luzbel' (1977).

Con 'El otoño de las rosas' (1986), Premio Nacional de Poesía, recobra Brines la transparencia y la diafanidad para culminar con la luminosidad otoñal de su postrer libro, 'La última costa' (1995), en el que alcanza unas difíciles desnudez y pureza expresivas. Su obra poética se halla recogida en 'Poesía completa' (1960-1997) (Tusquets, 1997). Como reconocimiento a toda su labor poética, Francisco Brines fue distinguido con el Premio Nacional de las Letras, que otorga el Ministerio de Cultura.