MADRID, 4 Nov. (EUROPA PRESS) -
Varias voces autorizadas en el sindicato de jugadores de la NBA han salido al paso de los rumores de fractura y han reivindicado la unidad del grupo de cara a las negociaciones para tratar el 'lock-out' que se reanudarán este sábado, ante las que el presidente de los jugadores, Derek Fisher, ha reiterado que no piensan "llegar a un mal acuerdo solo para salvar la temporada".
Varios medios estadounidenses se han hecho eco de una supuesta división en el sindicato originada por un grupo de 50 jugadores que, molestos por las concesiones en la negociación, habrían contactado con un abogado para consultar la posibilidad de disolver el sindicato. Para que dicha ruptura se produjera, un 30 por ciento deberían firmar una petición que luego debería ser ratificada en votación por mayoría.
Sin embargo, varios miembros del sindicato se han apresurado a desmentir este extremo tras una reunión interna de tres horas celebrada la pasada madrugada. "No tenemos ningún problema, esa es la realidad", aseguró el director ejecutivo, Billy Hunter.
Keyon Dooling, escolta de Milwaukee Bucks, aseguró que "la batalla no está al interior del sindicato". "Derek Fisher es el mejor presidente que ha tenido nuestro sindicato. Seguiremos apoyando como miembros del comité. Soy el vicepresidente primero y lo respaldo", añadió.
El propio Fisher reconoció la diferencia de pareceres, pero defendió la unidad. "Nuestros chicos todavía quieren que negociemos un trato justo, nos dieron ese poder y ese apoyo. Obviamente, hay miembros que quieren volver a jugar. Todos queremos jugar, pero somos conscientes de los problemas que generaría un mal acuerdo. Este nuevo convenio condicionará para siempre las circunstancias de los jugadores de la NBA. No podemos llegar a un mal acuerdo solo para salvar la temporada", avisó.
Este sábado se retomarán las negociaciones entre equipos y jugadores para tratar el 'lockout', que comenzó el pasado 1 de julio y ya ha provocado la suspensión de un mes de liga regular. Las dos partes celebraron tres reuniones la semana pasada, pero el proceso se volvió a estancar a la hora de dilucidar el reparto de ingresos, punto neurálgico de una discusión que sigue generando pérdidas millonarias.