El estadounidense ajusta la general con un ataque lejano y se sitúa a tan sólo 30 segundos del líder Pereiro y a 18, de Sastre
MORZINE (FRANCIA), 20 (EUROPA PRESS)
El corredor estadounidense Floyd Landis, del Phonak, resucitó tan sólo una jornada después de aflojar sus piernas en la 'etapa reina' y dio un zarpazo al Tour con su triunfo en la decimoséptima etapa, entre Saint Jean de Maurienne y Morzine sobre 200 kilómetros, tras culminar una larga escapada.
El suyo fue un nuevo homenaje al ciclismo de antaño, un ataque suicida a cerca de 130 kilómetros de la meta en Morzine, que tuvo unas consecuencias imprevisibles después de su 'caída' en las rampas de La Toussuire, donde se dejó el liderato y, a priori, sus opciones en la general.
El saldo de su heroica gesta fue ajustar las diferencias en la general respecto al calculador líder, Oscar Pereiro, quien ahora tan sólo dispone de 12 segundos respecto al ofensivo Carlos Sastre, tenaz en sus arrancadas y que hoy volvió a destacarse en el mítico Joux Plane, y apenas medio minuto de renta sobre el delfín de Armstrong.
Herido en su orgullo por la pájara de la víspera, Landis lanzó un órdago a sus rivales en la general con un arranque seco en las cuestas de Saisies, un puerto de primera en el que enfiló al grupo, primero, y se marchó en solitario después con más convicción que un Kloeden que no pudo aguantarle a rueda.
Landis comenzó entonces una contrarreloj contra sí mismo por rebajar los ocho minutos de retraso que arrastraba en la general. El Illes Balears encabezó el pelotón para que el asfalto no creciera entre ambos, pero, sin colaboración y apenas 'peones', vio cómo éste era cada vez mayor.
Hasta que la diferencia no alcanzó los 9 minutos, el CSC y T-Mobile no se decidieron a colaborar en rebajar la distancia. Ya era muy tarde para recortar la ambición del americano, sólido en el pedaleo y goteante el impenetrable rostro en los pasos por los 'cols' de Aravis, Colombiere y Chatillon sus Cluses.
Lejos de hundirse en Joux Plane, el 'fuera de categoría' previo hacia el vertiginoso descenso hacia Morzine, el líder del Phonak conservó los cerca de ocho minutos con los que el virtual amarillo en algunos tramos arrancó en su ladera. Tan sólo Sastre, lanzado por Schleck, el vencedor en Alpe d'Huez, se le echó un poco más encima.
Al madrileño, forjado en los montes de Avila y en la escuela de Angel Arroyo, la que daba nombre a la escuela de ciclismo de su padre Víctor, le llegó el resuello para enfundarse provisionalmente la túnica amarilla en la cumbre de Joux Plane, pero la perdió en la bajada hacia la meta.
Landis celebró con rabia su triunfo, el primero en la ronda gala, en la ciudad de la Alta Saboya, donde ya hicieron historia los 'escarabajos' españoles Arroyo y Eduardo Chozas. Tambió dejó entrever el escudero de Armstrong una sonrisa cómplice, la que le sitúa como candidato número uno al amarillo en los Campos Elíseos.
Mañana, se disputa la decimoctava etapa entre Morzine y Macon, 197 kilómetros de transición hacia la contrarreloj clave del sábado: 57.000 metros en los que Pereiro y Sastre disponen apenas de un puñado de segundos para cristalizar la foto que alguna noche ambicionaron y en la que se veían a sí mismos saludando de amarillo con el Arco del Triunfo al fondo.