MADRID, 11 Abr. (EUROPA PRESS) -
El ciclista noruego Alexander Kristoff (Katusha) intentará continuar este domingo con su brillante Primavera con la conquista de la 'clásica' París-Roubaix, una de las pruebas más duras de un día de toda la temporada y para la que hay muchos aspirantes por lo especial de su recorrido.
El corredor nórdico está firmando un sensacional inicio de 2015, ganando en casi todas las competiciones y esta viviendo una temporada primaveral especialmente fructífera con los triunfos en los Tres Días de La Panne y, sobre todo, el del pasado domingo en el Tour de Flandes.
Ahora, el objetivo de Kristoff es hacer el doblete en las dos pruebas reina del pavé, algo bastante complicado y al alcance de pocos, entre ellos el suizo Fabián Cancellara (Trek), capaz de hacerlo en 2010 y 2013, y el belga Tom Boonen (Etixx-Quick Step), que lo hizo en su estelar 2005, aunque ambos volverán a estar ausentes como la semana pasada.
Esto abre el abanico de aspirantes aunque el equipo de Boonen presenta una buena nómina, encabezada por el ganador del año pasado, Niky Terpstra, segundo en Flandes. A su lado el checo Zdenek Stybar, ganador de la Strade Bianche, y Stijn Vanderbergh.
Otros candidatos pueden ser el británico Sir Bradley Wiggins (Sky), motivado por ser su última carrera en ruta antes de volver a la pista y que será la baza de su equipo junto a Geraint Thomas, el alemán John Degenkolb (Giant-Shimano), ganador de la Milán-San Remo y segundo el año pasado, el eslovaco Peter Sagan (Tinkoff-Saxo), que de todos modos no está en su mejor momento, o el holandés Lars Boom (Astana).
Todos ellos deberán sobrevivir a un duro recorrido de 253 kilómetros aderezado por hasta 27 sectores de pavé, con especial mención para uno de los primeros, el del Bosque de Arenberg, clave para decidir quienes pueden optar a la victoria, y el final del Carrefour de l'Arbre, cuyo final llevará a los elegidos al velódromo de Roubaix.
