MADRID, 22 Dic. (EUROPA PRESS) -
El FC Barcelona cedió un empate en su estadio ante el Atlético de Madrid (1-1), que prolonga su buena racha en el coliseo azulgrana, a la conclusión de un choque monopolizado por el cuadro de Frank Rijkaard, pero sin la frescura suficiente del lado azulgrana y el atrevimiento necesario en el rojiblanco para haber alcanzado cotas más importantes.
El equipo local, sensiblemente mermado por las ausencias y sobre todo sin el brillo que pareció agotarse ante el América de México, no pudo sobrevivir con el gol de Ronaldinho de libre directo en el primer acto por culpa de una nueva 'diablura' del 'Kun' Agüero, capaz de aislarse durante noventa minutos de juego y ser, por contra, decisivo para su equipo.
El delantero argentino, como ya hiciera ante el Levante en la Copa del Rey, volvió a demostrar que es de esa clase de jugadores que pasan desapercibidos, pero luego son capaces de modificar el rumbo de un encuentro.
Agüero demostró velocidad para tomar las espaldas de la zaga azulgrana y especialmente de Thuram, y remachar con el exterior una salida en falso de Valdés, 'blandito' con las manos y solidario con el remate del argentino. Tanto como había sido primeramente Leo Franco en un lanzamiento de falta de Ronaldinho.
El carioca decide, en ausencia de otros estiletes, y comanda la tabla de goleadores de su equipo, fruto de su excelsa calidad, y su infinita capacidad para ser protagonista en los partidos más 'ahogados' del cuadro culé.
BUEN PRIMER TIEMPO DEL BARÇA
Hasta el gol, el FC Barcelona había demostrado ser mejor. Disfrutó de la posesión y de las ocasiones ante un Atlético timorato y agazapado, y aparentemente sin ambición. Rijkaard dio entrada a Xavi, Deco e Iniesta, y los tres tenores se hicieron dueños del esférico. Impecable en la circulación, el FC Barcelona tuvo en ocasiones contra las cuerdas a los rojiblancos, pero éstos salieron indemnes.
El guión cambió tras el paso por los vestuarios cuando los locales acusaron el cansancio de su viaje a Japón. Fue ya un equipo más romo, con más dificultades para la presión y por tanto para recuperar el balón, y el Atlético, sin querer, comenzó a atisbar la portería de Valdés. Le faltó personalidad para buscar mayor recompensa, sobre todo después de que Agüero cumpliese su rol, y ni siquiera con un Barça alicaído se atrevió a buscar un tesoro mayor.
No obstante, el Atlético, con mejores resultados que fútbol, concluye el año en posiciones de Liga de Campeones, y el FC Barcelona, en parte alivia la dolorosa derrota del Real Madrid, y concede mayor credibilidad al liderato del Sevilla, que iniciará el año con tres puntos de ventaja sobre los azulgranas aunque a éstos les reste un partido aplazado ante el Real Betis.
