Los de Aguirre empataron sin goles y la Real se llevó la victoria y cortó la buena racha de Osasuna (2-1)
MADRID, 7 Ene. (EUROPA PRESS) -
Zaragoza y Real Sociedad vencieron al Sevilla y a Osasuna, respectivamente, en los partidos adelantados al sábado pertenecientes a la decimoséptima jornada liguera, en la que el Atlético de Madrid pinchó en su casa ante el colista Nástic con el que no pasó del empate sin goles.
El partido más emocionante fue sin duda el que enfrentó al quinto clasificado, el Zaragoza y al líder, el Sevilla en donde los hispalenses salieron derrotados por 2-1 en un gran duelo de los de Víctor Fernández, que pararon con sabiduria y oficio los pies a los de Juande, que terminaron el duelo en el área rival.
Sevilla y Zaragoza disputaron un partido con ocasiones para ambos, pero con un fútbol más fluído para los maños, que supieron aguantar los ataques visitantes por la inclusión en el medio del campo de Piqué, jugador de gran envergadura, que cortó el reparto de balón sevillista.
El gran partido de Diogo, el toque de calidad de Aimar y los chispazos de D'Alessandro se impusieron a la fuerza de Alves, al desacierto en el día de hoy de Kanouté y a la locura de Luís Fabiano, que en vez de ayudar a su equipo le perjudicó.
Con todo, Diogo, de forma temprana cabeceó a gol (min.13) un córner botado por Aimar que entró por el segundo palo para empezar a herir las ilusiones andaluzas. El Sevilla se despertó, y plantó cara pero el balón no quiso entrar. Ni Kanouté de cabeza (min.41), ni el propio jugador de Mali en un mano a mano (min.43) entraron en la meta de César.
Nada más comenzar la segunda mitad, una acción personal del uruguayo Diogo, que se internó por banda derecha, la culminó Diego Milito, que aprovechando el rechace a un tiro suyo, levantó el segundo en el tanteador y 'mató' al conjunto hispalense.
Con el paso del tiempo, el Sevilla se fue haciendo más fuerte y aprovechó una jugada de manual para que Luís Fabiano recortara distancias (min.70). La buena actuación del ya mencionado Diogo y de Gabi Milito impidió que el líder sumara su segunda derrota liguera.
Sin emgargo, el duelo quedó deslucido justo cuando el árbitro pitaba el final. Luís Fabiano y Diogo se encararon de forma espectacular enzarzándose a puñetazo limpio. El sevillista agarró del cuello al uruguayo por haberle pisado la mano y posteriormente el lateral del Zaragoza, tras asegurar que no le había visto, le lanzó un puñetazo que acabó con una tangana propia de jugadores de la NHL. Ambos acabaron expulsados.
EL ATLÉTICO SE AHOGA CON EL COLISTA (0-0).
Por su parte, el Atlético de Madrid dejó escapar dos puntos ante el Nástic de Tarragona (0-0) en un partido donde los rojiblancos perdonaron por mediación de Galleti en una ocasión clarísima, en otra exhibición del 'Kun' Aguero, que se volvió a erigir en la principal arma colchonera para inquietar a los de Paco Flores.
Los rojiblancos afrontaron el choque con mucha tranquilidad, con todo lo que eso conlleva. Los de Aguirre sufrieron en demasía y llevaron un ritmo de juego más propio de un partido de pretemporada que de la decimoséptima jornada liguera con los puestos de 'Champions' en juego.
El medio del campo con Gabi y Jurado no estuvo mal. El experimento le salió bien a Aguirre, quien veía cómo su equipo dominaba sin acertar en la portería de Rubén. Ni Torres, ni Agüero, ni el propio Mista, que entró en la segunda parte, fueron capaces de perforar la meta tarraconense.
El dominio fue rojiblanco, el balón también, incluso la mayor parte de las ocasiones, sin embargo, los sustos eran propiedad del Nástic, que cada vez que tenía oportunidad aprovechaba una contra para sacar petróleo de forma inesperada.
El Atlético tuvo también las suyas y la mejor, sin duda alguna, fue la de Galleti. En un córner a favor del Nástic, Agüero se hizo con el esférico para echar a correr en largo hasta que llegó al área. Ahí le dio el pase de la muerte a Galletti que, inexplicablemente, no logra rematar entre los tres palos (min.50).
De ahí, hasta que pitara el árbitro, el partido estuvo loco. Ni Atleti ni Nástic acertaban y dio la impresión de que el encuentro pudo vincularse para cualquiera de los dos conjuntos. Cuando llegó el final, con el debut previo del joven canario Adrián Pollo, los de casa se quedaron con cara de asombro y con la certeza de haber perdido dos punto y una bonita ocasión para mirar más alto.
LA REAL SE ENCUENTRA CON LOS TRES PUNTOS.
La Real Sociedad venció a Osasuna 'in extremis' gracias a un gol de Aranburu en el minuto 89 tras una segunda parte donde los rojillos lograron empatar y mandar con el balón bajo su dominio. Lotina y los suyos se llevan un botin, que no se hubieran creído en el minuto 56 cuando Raúl García igualó la contienda.
Los donostiarras supieron controlar un encuentro que rápido se puso de su parte gracias a un penalti un tanto dudoso, que transformó Xabi Prieto en el minuto 19. El equipo blanquiazul amarró el choque y las mejores ocasiones estuvieron de su lado durante los minutos siguientes al gol.
Jesuli puso en apuros en varias ocasiones a Ricardo con sendos disparos que se marcharon por encima del travesaño en el minuto 7 y en el 44. No obstante, a pesar de las acometidas realistas y del dominio en la medular, el partido anduvo muy trabado desde el gol de Prieto.
Además, Soldado y David López, los jugadores más participativos del conjunto rojillo, fallaron las pocas ocasiones que tuvieron delante de la meta de Bravo. Entretanto, el portero chileno atajó con facilidad los tiros osasunistas.
Sin embargo, la segunda mitad dejó otro partido totalmente distinto. El empuje de los del 'Cuco' Ziganda se tradujo en una multiplicación de las ocasiones y en la timidez de los 'txuri urdindes', quienes dieron el balón, y en consecuencia el peligro, a los visitantes.
De esta forma, el Osasuna acribilló la portería de Bravo hasta que en el minuto 56, un fallo clamaroso del cancerbero, posibilitó el empate merced a un gol de Raúl García, que chutó con la zurda desde la medular y sorprendió con el bote a la estirada del portero.
El Osasuna se hizo dueño del partido y Lotina cruzaba los dedos para sumar ese punto milagroso, que parecía más un tesoro que otra cosa. Con el paso de los minutos, el encuentro no entendía ni de orden ni de táctica. El balón circulaba sin criterio y sólo el empuje vinculaba el partido para unos u otros.
Así, la locura de este deporte, puso en las botas de Aranburu lo que fue el 2-1 final. El de casa, sentenció el partido cuando ya no quedaba tiempo para nada. Los tres minutos de descuento fueron un suplicio que los locales supieron aguantar con maestría para sumar su punto número 13.
