MADRID, 27 Abr. (EUROPA PRESS) -
El defensa del Ajax Gregory van der Wiel asegura que todavía no ha "digerido" la final del Mundial perdida contra España en el Soccer City de Johannesburgo el pasado 11 de julio y recalca que sólo lo conseguirá cuando conquisten el título.
"Perder de esa forma, a cuatro minutos del final, resulta demasiado duro. Si hubiéramos llegado a la tanda de penales, la victoria habría sido nuestra. Esa final perdida no la he digerido aún, y solamente lo haré cuando ganemos el Mundial", señala, en una entrevista a la web de la FIFA.
El zaguero, que ha desarrollado prácticamente toda su carrera deportiva en el equipo 'ajaccied', salvo un pequeño paso por el Haarlem todavía en su época juvenil, se estabilizó en la cantera con 17 años, y debutó dos años después (2007), y no descarta un cambio de aires.
"Nunca he salido de Ámsterdam. No sé cómo es la vida en otra parte. Sería un gran reto, pero en principio se me debería dar bien, de eso estoy seguro", señala sobre su posible marcha al extranjero.
Varios clubes de la 'Premier League' lo tienen en su agenda, y él sólo piensa en "ganar trofeos, progresar y jugar en la élite mundial", valiéndose de la lección aprendida en Sudáfrica: "Siempre creer en tus cualidades, sin perder la confianza".
APARTÁNDOSE DE LA POLÉMICA QUE LE RODEÓ DE ADOLESCENTE.
Además, su premisa ha sido dejar atrás la polémica que le rodeó en su juventud, ya que le tomaban por "un chico malo" debido a su "estilo". "Mi cultura es el hip-hop, por lo que suelo llevar gorras. Visto de manera informal, con ropa de calle, y eso puede inducir a algunos a error. Es una lástima", lamenta.
También fue controvertida su presencia en el concierto del rapero Lil Wayne en 2009 en una noche en la que se encontraba de baja médica con la selección mientras sus compañeros afrontaban un amistoso en Australia, así como su despido del centro de formación del Ajax.
"Viéndolo ahora con perspectiva, hicieron bien. Yo estaba haciéndome el duro. Era un bocazas, y me lo tuve merecido. En el Harleem, me concentré en mi juego y me tranquilicé. Progresé mucho y volví aquí, aunque tenía ofertas de otros equipos. Pero este es mi club, de mi ciudad, y quería demostrar que había cambiado", explicó el internacional de 23 años.
También tuvo un contratiempo con los seguidores del equipo de Ámsterdam, cuando declaró que "su ídolo de joven era Robin van Persie", estrella del Feyenoord. "A la afición le costó perdonármelo. He crecido y he madurado. Estoy acostumbrado a este estilo de vida del futbolista", valora.
"Cuando era niño no teníamos gran cosa y, aun así, mis padres me dieron mucho. Cuando tenía que ir a jugar, se las arreglaban para llevarme en bici. Yo apenas tenía cuatro años, y eso me enseñó a valorar el dinero. Ahora, todos los meses les doy un poco, y el mío lo aprecio más aún", recuerda.
