MADRID, 4 Sep (EDIZIONES)-
"Dada la actual crisis en la que millones de personas en todo el mundo han sido desplazadas por la guerra, este es el momento para que brillen". Con estas palabras el Comité Paralímpico Internacional anunciaba la participación de un equipo de refugiados paralímpicos por primera vez en la historia.
Ibrahim Al Hussein y Shahrad Nasajpour competirán bajo el amparo de la bandera del Comité Paralímpico Internacional, siguiendo el ejemplo de los recién clausurados Juegos Olímpicos de Río 2016, en los que una delegación de diez deportistas representó a los refugiados por primera vez en unas justas olímpicas.
No es la primera vez que deportistas independientes toman parte de unas Olimpiadas Paralímpicas pero sí será la primera ocasión en que aparezcan en condición de refugiados políticos.
Ibrahim Al Hussein, de 27 años, huyó del interminable conflicto sirio en 2013 en el que perdió parte de la pierna derecha a causa de un misil cuando intentaba socorrer a un amigo. El nadador, que comenzó en el mundo del deporte por influencia paterna, competirá en dos modalidades: 50 metros y 100 metros estilo libre.
Al Hussein no pudo disimular su alegría al conocer la decisión del Comité. "He estado soñando con este momento durante 22 años. Estaba tan feliz que no me podía mantener quieto, quería dormir y no podía, una sensación maravillosa". Y añadió que "quiero enviar un mensaje a todos los heridos. Si yo he podido, ellos también pueden lograr sus sueños".
El segundo atleta que competirá en los Juegos será Shahrad Nasajpour, que luchará por conseguir medalla en lanzamiento de disco en la modalidad de F - 37. Nasajpour, con parálisis cerebral, abandonó Irán cuando era joven y logró conseguir asilo en Estados Unidos. El Comité Paralímpico Internacional se ha comprometido a respetar la decisión del atleta de mantener la confidencialidad en torno a su situación personal.
El equipo lo completa el británico Tony Sainsbury, quien ya ocupó el mismo cargo para la expedición paralímpica británica en cinco ediciones, Eleni Kokkinou, entrenador de natación y Ramón Boixadera, exgerente de la Villa Paralímpica en Londres 2012.
Precisamente Sainsbury aseguró que "estos atletas ayudarán a aumentar la conciencia de la difícil situación que viven miles de desplazados. Ellos ayudarán a impulsar la inclusión social y a difundir los valores paralímpicos de coraje, determinación, inspiración e igualdad en todo el mundo".
Asimismo, seguirán teniendo apoyo institucional una vez pasadas las dos semanas de competición ya que el Comité Paralímpico Inernacional les ayudará a prepararse de cara a los Mundiales de sus respectivas disciplinas a lo largo de 2017.
La delegación de refugiados tendrá, además, el honor de desfilar en primer lugar en la ceremonia de apertura que tendrá lugar en el mítico estadio de Maracaná el próximo 7 de septiembre.
ACNUR APLAUDE LA DECISIÓN DEL COMITÉ
La Agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, acogió con satisfacción la participación del equipo Paralímpico Independiente en los Juegos de Río.
Tal y como ellos recalcaron en un comunicado, la decisión "es un símbolo de la fuerza y determinación de todos los refugiados con discapacidades en la superación de retos". Asimismo, ACNUR confía en que la presencia de estos atletas, sirva para enviar un "fuerte" mensaje de "apoyo" a todos los solicitantes de asilo con discapacidad "en el mundo".
La iniciativa del equipo paralímpico independiente sigue la estela del también histórico grupo de refugiados que participó en los pasados Juegos de Río. Los sirios Yusra Mardini y Rami Anis, el etíope Yonas Kinde, los sursudaneses Anjaline Nadai Lohalith, Yiech Pur Biel, James Nyang Chiengjiek, Rose Nathike Lokonyen y Paulo Amotun Lokoro y los congoleños Yolande Mabika y Popole Misenga marcaron un antes y un después en el mundo del deporte olímpico.
Todos ellos, junto con Al Hussein y Nasajpour, forman una imagen simbólica que sirve de escaparate para los más de 65 millones de refugiados que luchan por sobrevivir cada día.
