IBIZA, 6 Ene. (EUROPA PRESS) -
David Meca se refirió hoy al reto que había superado después de haber unido la península y Baleares a nado, en 26 horas, un récord histórico que todavía nadie había conseguido, y que ha sido calificado por el atleta como "el gran reto de mi vida".
"Jamás había llorado en una travesía y lo hice en el último tramo por la impotencia de no poder levantar los brazos. Tuve que levantarme porque la rabia e impotencia al ver que no se levantaban los brazos y veía que no lo conseguíamos", señaló el catalán.
Además, el nadador reconoció que en algún momento pensó que no llegaría. "Las medusas me picaron casi todas en la cara y fue horrible en cuanto empezó a oscurecer. Tenía vómitos, pesaba 73 kilos y hoy estoy en 65 kilos, no puedo levantar brazos, tengo heridas en las axilas...", declaró.
"Las 14 horas sin luz han sido lo más duro que he vivido, a pesar de que no me planteé el abandono, sí tuve momentos de mucha irritación al comprobar que no avanzaba", justificó el atleta, ya que las corrientes adversas provocaron que el nadador retrocediera unos kilómetros, motivo que le desalentó a media noche y originó que finalmente el atleta nadara un total de 120 kilómetros.
A las 6,30 horas Meca alcanzó tierra pitiusa, las islas Bledes, momento en el que el reto ya se daba por conseguido, aunque el nadador decidió continuar adelante hacia el puerto de Sant Antoni, que se ubicaba a 7,4 kilómetros.
"Las Bledes son un islote, muy bonito, pero ya que había conseguido llegar hasta allí sabía que este era el reto de mi vida y no quería que ni medios de comunicación ni los ciudadanos me dijeran que no había llegado a Ibiza, así que continué, a pesar de los problemas con las corrientes adversas", aseguró Meca a Europa Press.
Meca señaló que, a pesar de haber conseguido 28 copas del mundo y 7 mundiales mundiales, "este ha sido el reto de mi vida, más importante que cualquiera de mis medallas, y que aunque podría colgar el bañador satisfecho, a mis 31 años continuaré marcándome nuevas metas", puntualizó el nadador, que también manifestó que esta travesía era "una prueba personal y no una locura como muchos han criticado".
"Además, en el mundo de las nuevas tecnologías, esta proeza es una muestra de lo lejos que pueden llegar las personas con nuestro propio cuerpo", afirmó el plusmarquista.
Una hazaña con la que ha perdido 7 kilos de peso pero tras la que se tomará una semana de vacaciones. "Por primera vez desde los Juegos Olímpicos de 1992 estaré más de dos días descansando", concluyó.
Meca nadó a una velocidad media de 2 nudos y llegó a alcanzar los 3,5 nudos, que equivalen a los 6 kilómetros por hora, "velocidad muy elevada propiciada por el viento componente oeste", detalló Enrique Mas, patrón de la "embarcación guía".
"También hubo un momento muy duro en el que no calculamos la distancia desde Bledes hasta Sant Antoni, y tenía que indicar a David la distancia que faltaba para llegar, y nos equivocamos en tres kilómetros", destacó Mas.
Con la entrada de la luz, y gracias al apoyo de todo su equipo y, sobretodo, de sus padres, el plusmarquista obvió las quemaduras de medusas, los vómitos, las heridas provocadas por las rozaduras del traje de neopreno y las contracturas musculares ocasionadas por el frío para seguir adelante y a las 11,30 horas aparecía en el puerto de Sant Antoni y era trasladado al hospital de Can Misses con hipotermia y los hombros con contracturas, "pero consciente y con la tensión controlada", manifestó uno de los médicos que atendió a Meca en el hospital, quien también destacó las óptimas condiciones físicas en las que se encuentra el atleta hoy, "que únicamente se siente cansado y tiene resentido un hombro", puntualizó.