ROMA, 11 Jul. (EUROPA PRESS) -
La selección italiana, consagrada campeona del mundo en Alemania por cuarta ocasión en su historia, recibió la merecida veneración de los aficionados -que rondaron el millón de personas, según las estimaciones- en su llegada a Roma procedente de Berlín.
Después de aterrizar en la capital italiana y que el capitán Fabio Cannavaro mostrase a todo su país el trofeo, vitoreado por los primeros seguidores que se trasladaron al aeropuerto, la delegación 'azurra', encabezada por el técnico Marcelo Lippi, fue agasajada por el primer ministro italiano Romano Prodi en el Palacio Chigi.
"Es una explosión de felicidad, de gratitud, llega como especial mensaje en estos días. Estos jugadores han sabido ser un grupo, han sido fuertes y supieron sobreponerse al escándalo que rodea al futbol italiano", resumió el ministro de Exterior de Italia, Massimo D'Alema. "Este logro le entrega nueva credibilidad al deporte", acotó, en medio de las celebraciones.
Desde el aeropuerto, donde se produjeron algunos altercados tras la llegada de la delegación, se necesitaron más de dos horas para que los dos autobuses que trasladaban a los integrantes de la delegación pudieran recorrer los 26 kilómetros que separan la estación aérea de la sede de gobierno, donde los esperaban el gobierno en pleno con Prodi a la cabeza.
Cerca de trescientas mil personas se acostaron en las aceras para festejar el paso del autobús hasta el palacio del Gobierno donde fueron recibidos por el jefe del gobierno. Prodi y Cannavaro, en medio de la ovación del público congregado en las cercanías, dieron un giro triunfal por la plaza, llevando en alto la Copa del Mundo.
Pero la fiesta sólo hacía que comenzar porque cerca de seiscientas mil personas esperaban en el Circo Máximo la llegada de la selección para explotar de júbilo y festejar por todo lo alto el éxito futbolístico más grande que se puede conseguir y que Italia no celebraba desde hacía 24 años.