JJ.OO/Turín.- (Resumen) Eric Villalón no falló en su repentino papel de protagonista

Actualizado: domingo, 19 marzo 2006 18:03

España retrocedió ante el empuje de otros países y la unión de categorías

SESTRIERE (ITALIA), 19 Mar. (Del enviado especial de Europa Press, Ramón Chamorro) -

El esquiador deficiente visual Eric Villalón confirmó el papel de principal baza para el medallero de la delegación española en los IX Juegos Paralímpicos de Invierno de Turín al conquistar los dos únicos metales, una plata y un bronce, de la delegación nacional en una cita donde España retrocedió respecto a otros países, aunque con causas en cierto modo justificadas.

La primera se remonta al día 14 de enero cuando Jon Santacana se rompe la tibia y el peroné en La Molina (Girona). El guipuzcoano era la principal baza para la consecución de medallas puesto que era el gran dominador de la temporada. "Estos eran sus Juegos", afirmó incluso el propio Villalón, dispuesto a ceder el testigo al deportista de San Sebastián, de 25 años de edad.

El grave percance no impidió la heroicidad del vasco, que llegó a estar en la Paralimpiada y participó en el eslalon paralímpico donde logró un meritorio y exitoso séptimo puesto, acusando la falta de ritmo. Pero su ausencia, además, provocó que el objetivo se cifrase en las 3 ó 4 preseas, casi todas ellas ahora con el nombre de Eric Villalón y manejando la remota posibilidad de Carme García.

El catalán, junto a Hodei Yurrita, venía en principio a divertirse, pero a la vez a intentar ganar todo. No estuvo bien en el descenso (sexto) y un fallo en el supergigante le privó del podio dejándole cuarto. La posibilidad de quedarse en blanco empezaba a planear sobre la delegación española y en ese momento salió el mejor Villalón en las dos pruebas técnicas: el gigante y el eslalon.

En la primera, alcanzó un bronce con tono de alivio y en la final, un magistral segundo descenso le concedió una "preciosa", como bien la calificó, medalla de plata, ésta con sabor a despedida puesto que con 32 años, tres Juegos, ocho años en la elite, y nueve metales paralímpicos, el catalán prefiere centrarse en poder ser profesor de esquí y preparar a futuras promesas.

La segunda razón del retroceso español en el podio se encuentra en la mejoría de los rivales. "Esperemos tener más suerte que los olímpicos", había declarado Miguel Carballeda, presidente del Comité Paralímpico Español (CPE) antes de partir a Sestriere. Sin embargo, los rivales demostraron que el deporte paralímpico empieza a ser considerado como importante por sus administraciones.

"Los demás han subido como la espuma", señalaba Villalón tras el descenso. El novedoso plan de Ayuda al Deportista Objetivo Paralímpico (ADOP) llegaba tarde para ver sus frutos en la cita de la capital del Piamonte, donde además por primera vez en la historia no iba a haber categorías diferenciadas en ciegos y deficientes visuales y en discapacitados físicos, con la inclusión del factor de corrección para todos. Esto apretó la lucha por las medallas porque en deficientes visuales y ciegos de tres categorías se pasó a una sola.

De todos modos, esta experiencia y el plan ADOP deben servir ahora para subir el nivel del deporte paralímpico invernal. Este está bien asegurado en deficientes visuales y ciegos con la presencia de Santacana y un equipo joven con una media de 18 años formado por Anna Cohí, Anna Coma, Alba de Toro y Andrés Boira, el futuro del esquí y que acudieron a Turín para aprender y coger experiencia.

Todas las chicas escoltaron en la clasificación a la veterana Carme García (31 años). La catalana lo intentó siempre con una enorme fuerza de voluntad, pero nunca pudo pasar del cuarto puesto (descenso y supergigante), aunque siempre lejos de las mejores.

Por su parte, en discapacitados físicos, donde sólo estuvieron Eduardo Carrera y Ramón Homs, que también aprendieron con los mejores en su debú internacional, el panorama no está tan claro y el CPE debe trabajar en ello, sobre todo en la búsqueda de nuevos talentos y planes de tecnificación que ofrezcan un mejor futuro.

Al final, España obtuvo el decimotercer puesto en el medallero, que estuvo encabezado por Rusia, dominadora en el esquí nórdico, que consiguió la espectacular cifra de 33 medallas, 13 de ellas de oro, por delante de Alemania, con 18 (8 oros), y Ucrania, con 25 (7).

Entre los deportistas destacó el discapacitado alemán Gerd Schoenfelder que se convirtió en el esquiador paralímpico más laureado con un total de 12 oros, tras los dos logrados en Turín (descenso y gigante), para un total de 15 metales paralímpicos.