Tenis.- (Perfil) La 'Armada' se despide de Albert Costa, el 'hombre de las dos derechas'

Albert Costa fue miembro del equipo español que conquistó la Copa Davis en 2000

El título en Roland Garros y la medalla olímpica de Sydney, sus principales logros

Europa Press Deportes
Actualizado: viernes, 21 abril 2006 15:28

BARCELONA, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -

El tenis español despidió hoy a otros de sus 'ilustres', Albert Costa, después de que el pasado sábado contemplase el adiós de Conchita Martínez, que decidió 'colgar' la raqueta después de 13 años en activo en los que dejó en la retina el Roland Garros en 2002 o la victoria en la Copa Davis en 2000.

Se va el 'hombre de las dos derechas' así lo definió Andrés Gimeno, el técnico que apostó por el ilerdense en sus comienzos. Unos inicios en los que, como sucedió durante toda su carrera, despuntó principalmente en la tierra batida al disputar la final júnior de Roland Garros en el 93.

Su carrera se cierra con un balance de 12 torneos, lo que le convertía en el cuarto tenista español en activo con más títulos en su palmarés. Costa, de 30 años, es uno de los ocho españoles que ha conseguido levantar la Copa de los Mosqueteros en París, lo hizo en 2003, también saboreó las mieles del Olimpo con su medalla de bronce en los Juegos de Sydney en dobles, donde formó pareja con Alex Corretja.

Aunque quizás el recuerdo que guarda con mayor anhelo Costa fue en 2000. El ilerdense fue miembro del equipo español que en el Palau Sant Jordi vivía un fin de semana mágico con la conquista de la Copa Davis, la primera en la historia del tenis nacional.

La llegada de Albert Costa a la nómina de la 'Armada' fue esperada desde su etapa de júnior. Su victoria en la Orange Bowl, en el 93, le confirmaba como una de las grandes promesas en el tenis español y su estreno se vivió en Barcelona, ese mismo año, el escenario que verá también su despedida.

Cayó en primera ronda ante el francés Olivier Delaitre, pero esa misma temporada demostró sus prestaciones sobre tierra batida cuando alcanzó los cuartos de final en Santiago antes de caer frente a otro español, Emilio Sánchez Vicario.

ROMPE LA RACHA DE MUSTER.

Fue en el 95 cuando se hizo un hueco en el tenis internacional cuando se impuso en la final de Kitzbühel, su primer título como profesional, ante Thomas Muster. El austriaco sumaba 40 victorias consecutivas sobre tierra batida, en donde se había apuntado las 24 finales que disputó desde el 90.

El 96 ratificó al mejor Costa. El ilerdense cerró uno de sus años más fructíferos. Añadió tres títulos más a su palmarés Gstaad, San Marino y Bournemouth, que le permitió terminar por primera vez la temporada dentro del 'top veinte' en el escalafón mundial.

Una progresión que continuaría el año siguiente cuando en abril ocuparía el noveno puesto, después de conquistar uno de los títulos que guarda con más recuerdo, el logrado en el Godó, y es que Barcelona había sido la 'cuna' de su tenis.

Costa sumó tres nuevos títulos a su palmarés en el 99, cuando por segunda vez en los últimos cuatro años terminaba la temporada como primera raqueta española. Aunque después de conseguir la 'tripleta' en Kitzbühel comenzó una sequía a nivel individual que se prolongó durante casi tres años y que sólo se vio salpicado con los éxitos colectivos.

El primero llegó en los Juegos Olímpicos de Sydney. Era la segunda experiencia olímpica de Costa después de la de Atenas e inscribió su nombre en el Olimpo al conseguir la medalla de bronce en la modalidad de dobles donde formó pareja con su amigo Alex Corretja.

LA COPA DAVIS, EL SUEÑO DEL TENIS ESPAÑOL.

Era un buen presagio para una la cita más importante en la historia del tenis español, la que tendría lugar en el mes de diciembre en el Palau Sant Jordi. La 'Armada' afrontaba un nuevo desembarco a la conquista de la Copa Davis.

Hasta en dos ocasiones, en la década de los 60, se le había resistido al tenis español la consecución de la 'Ensaladera'. En 2000 tenía una tercera oportunidad. Curiosamente el rival era Australia, el mismo con el que se había encontrado en las dos finales anteriores, aunque en esta ocasión el cuadro español actuaba como local.

Costa tomaba parte en la primera jornada, caía ante Hewitt, pero la victoria española llegó el domingo después del triunfo de Juan Carlos Ferrero en el cuarto punto. Barcelona se convertía en la tierra prometida.

COSTA SE DOCTORA EN ROLAND GARROS.

El rencuentro de Costa con la victoria trajo también el sabor más dulce de su carrera, en una cita para que la que parecía desde siempre predestinado pero que se le había escapado una y otra vez, cayendo en cuartos en 1995 y 2000.

Además, llegó en Roland Garros, el torneo con el que había soñado desde pequeño y que había visto como se le escapaba en el 93 en la final que disputó como júnior y en la que cayó ante Roberto Carretero cuando partía como favorito. Un tropiezo que le había arropado de cierta fama de perdedor de la que conseguía desprenderse.

El ilerdense, de la mano de Josep Perlas el técnico que cambió su vida, había avisado en el Godó donde alcanzó la final antes de caer frente a Gaudio. En París pocos contaban con su candidatura, pero la fue avalando con un camino inmaculado. En su camino dejó a nombres como Kuerten, el 'rey' de Roland Garros, Cañas, un especialista sobre tierra batida, o su amigo Alex Corretja.

La final le midió a Juan Carlos Ferrero y Costa tampoco partía como favorito ya que el de Onteniente había demostrado sus credenciales en las pistas parisinas donde había alcanzado las semifinales en sus dos anteriores participaciones.

Sin embargo, Costa, como había sucedido en rondas anteriores, rompió las quinielas para sumar su decimosegundo título a su palmarés y convertirse en el séptimo español que 'conquistaba' París. Una victoria que le sirvió para auparse hasta el puesto sexto en la clasificación ATP y que celebró cinco días después con su boda con la novia de toda su boda.

Fue el mejor epílogo para su palmarés. Albert Costa ya no disputaría ninguna final y los problemas físicos mermaron su rendimiento. La rodilla le envío al quirófano el año pasado y después del Masters Series de Madrid ya amenazó con su despedida. Se tomó un mes de reflexión y finalmente optó por la continuidad, prolongó una despedida que llega en Barcelona, la ciudad que le vio crecer como tenista.

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