Actualizado 26/09/2016 13:12

“¡Pásalo!”: la condición para que un desconocido pagara la gasolina a un hombre que olvidó el PIN de su tarjeta

Un hombre paga la gasolina de otro y le cobra con un ¡Pásalo!
FACEBOOK/TYSON CRAWLEY

   EDIZIONES, 26 Sep.

   En muchas ocasiones, cuando abrimos un periódico o vemos las noticias en los informativos de televisión, sentimos que en el mundo solo pasan cosas malas. Pero en realidad no nos damos cuenta de que a cada minuto también ocurren cosas buenas, gestos de humanidad y amabilidad. Lo que ocurre es que, en la mayoría de ocasiones, no son noticia. Así que cuando tenemos conocimiento de alguna de ellas debemos contarla, como la que le ocurrió a Tyson Crawley el pasado viernes, un australiano de Albury, Nueva Gales del Sur, Australia.

   Crawley fue por la mañana a una gasolinera a llenar el depósito de su coche. Una vez repostado, se dirigió a la caja para pagar. Quiso hacerlo con su tarjeta de crédito, pero se dio cuenta de que había olvidado el número PIN, así que no podía saldar su cuenta. Ya estaba empezando a agobiarse cuando un desconocido se acercó a él y le ofreció pagarlo todo.

   Tyson quedó tan sorprendido y agradecido que se hizo una foto con él. Le pidió en el recibo de la gasolina que le anotara su teléfono para poder contactar con él y pagarle lo que le debía, pero cuando miró el recibo se sorprendió de nuevo: no estaba su teléfono, solo el nombre, John, y “Pass it on” (Pásalo). No le quiso cobrar la deuda, solo que hiciera algo similar a lo que hizo él. Crawley decidió empezar por publicar lo que le había ocurrido en su cuenta de Facebook. Así lo cuenta:

   

   “Hoy me ha sucedido algo increíble....Por favor, lee, mira las fotos y comparte este post...

   Normalmente no experimentas este tipo de cosas, pero siempre oyes en ves un post de Facebook sobre algo parecido. Hoy me ha pasado a mi, así que por favor, comparte mi post para ayudar a difundir la palabra de la caridad y de darse a los demás.

   A las 06:20 de la mañana estaba en la gasolinera, llené el depósito con diésel, un bidón con gasolina, entré en la tienda, cogí dos cafés helados Dare, por supuesto, y fui a pagarlo todo. Había un hombre delante de mi que cogió un café normal que pagó y se fue.

   La noche anterior transferí todo mi dinero a una nueva cuenta de banco, y cunado fui a la caja me di cuenta de que aún no tenía la nueva tarjeta. Intenté usar la tarjeta de la cuenta conjunta para pagar, pero no pude porque me había olvidado del número PIN. Busqué a través de la app del banco que tenía en el Iphone cómo podía resetear mi PIN, pero no pude hacerlo. Mi perro ladraba salvajemente, tenía que ir al trabajo y estaba empezando a enloquecer.

   El hombre que estaba delante de mi volvió. “¿Necesitas dinero?” Le contesté: “¡no, no, no, solo que no puedo recordar mi número de PIN!” Él continuó: “Está bien”. No estaba muy seguro de lo que quería decir, pero me rodeó y fue en dirección a la caja. Al segundo me di cuenta y le dije: “¡No, no, por favor, está bien!, ¡tengo el dinero, es solo que no puedo recordar mi número PIN!”. La cajera estaba tan atónita como yo. Él dijo: “Este es un país libre, ¿no es así? Puedo ayudar a un hermano, ¿verdad? La cajera dijo: “No puedo hacer nada sin su (mi) permiso”.

   Estaba completamente pasmado, no lo podía creer, ¡era un total de 110 dólares! Es una suma nada despreciable. Continuamente me decía que estaba bien, y después de haber acabado con todas las opciones, lo acepté con agradecimiento.

   Nada más aceptar, le dije: “Por favor, compañero, dame tu teléfono para contactarte y te lo pago inmediatamente. Por favor, ¿puedes escribirme tu número de teléfono? La cajera le dio el recibo, un boli y escribió el número. Luego la dobló y me la dio”. Con grandes cantidades de agradecimiento y muy abrumado le dije: “por favor, hazte una foto conmigo”. Respondió: “¡Claro!”

   Entonces se fue y me dijo: ¡que tengas un buen día!” Me di la vuelta hacia la cajera y ella me dijo “¡bueno, esto no pasa todos los días!” Le dije que estaba completamente abrumado y me respondió: “hoy es tu día de suerte”. Me di la vuelta para irme y él ya se había ido. Fui fuera y no pude verle por ningún lado.

   Abrí el recibo para ver su nombre y su número, y la foto lo dice todo...

   Por favor, sed buena gente y recordad que no se trata de quedar bien con los vecinos, tener la casa más grande, el coche más caro, la cuenta con más dinero, sino de trabajar el uno por el otro, ya que, después de todo, ¿qué es el dinero comparado con la calidad del ser humano?”

   Otra bonita historia de ayuda al prójimo y amabilidad que nos hace apreciar mejor el mundo en el que vivimos. Y solo con contarlas, se hace un poquito mejor. Si te ha gustado esta historia, haz tú lo mismo, ¡pásalo!

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