Actualizado 14/12/2016 16:51

"¿Puedes ayudarme?": Las últimas palabras de un niño antes de morir en brazos de Papá Noel

Eric Schmitt-Matzen
Eric Schmitt-Matzen - FACEBOOK
eric - facebook eric y esposa - facebook

EDIZIONES, 13 Dic.

Eric Schmitt-Matzen, ingeniero mecánico de 60 años de Tennessee, es la viva imagen del que conocemos como Papá Noel: De aspecto afable, mejillas sonrosadas y larga barba blanca -no postiza.

Este Papá Noel de carne y hueso nació, de hecho, el 6 de diciembre (Día de San Nicolás) y la devoción por su personaje le ha terminado influyendo en su vida cotidiana: Habitualmente viste de tirantes y su teléfono móvil suena a ritmo de 'Jingle Bells'.

Eric Schmitt-Matzen está capacitado profesionalmente para ejercer de Papá Noel y hasta tiene un traje rojo hecho a medida. De hecho, realiza alrededor de 80 actuaciones al año con la ocasional compañía de Sharon, su mujer, quien interpreta a Mamá Noel.

eric y esposa - facebook

Su misión, desde hace seis años, es hacer hacer reír a los niños, difundir la alegría y divertirse, pero no siempre es así; no cuando tienes delante a un niño muy enfermo al que tienes que acompañar en sus últimos minutos de vida.

Schmitt-Matzen contó la historia de esta desgarradora experiencia al columnista Sam Venable del Knoxville News-Sentinel. La historia comienza con una llamada de teléfono:

"¿Puedes ayudarme?": Las últimas palabras de un niño antes de morir en brazos de Papá Noel

"Sonó el teléfono. Era una enfermera que conozco que trabaja en el hospital de Tennessee. Me dijo que había un niño de 5 años muy enfermo que quería conocer a Papá Noel", dijo Eric Schmitt-Matzen. "Bien, sólo deje que me cambie de ropa", continuó. Ella dijo: "No hay tiempo para eso". "Sus tirantes habituales son lo suficientemente buenos. Venga ahora mismo".

En 15 minutos el señor Schmitt-Matzen había llegado a la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital. Allí conoció a la madre del pequeño y a algunos familiares. Antes de entrar, ella le dio un juguete de la Patrulla Canina para que se lo regalase a su hijo y él les dijo: "Si queréis entrar, sabed que si perdéis el control y os veo llorar, me romperé en dos y no podré hacer mi trabajo".

Nadie quiso entrar. Todos observaron la escena desde detrás de la ventana del pasillo. Schmitt relató el momento así:

"Cuando entré, él estaba allí, tan débil que parecía que estaba listo para quedarse dormido. Me senté en su cama y le pregunté: "Dime, ¿qué es esto que he oído de que te vas a perder la Navidad? ¡De ninguna manera te puedes perder la Navidad! ¡Eres mi elfo número uno!"

"Él levantó la vista y dijo, ¿lo soy?"

"Yo dije: ¡Claro que sí!"

"Le di el regalo. Estaba tan débil que apenas podía abrir el papel de regalo. Cuando vio lo que había dentro, sonrió y volvió a bajar la cabeza".

"Dicen que voy a morir", me dijo, "¿cómo puedo saber cuándo voy a llegar a donde quiera que voy?"

"¿Puedes hacerme un gran favor?" Le dije.

"¡Claro!", dijo él.

"Cuando llegues allí diles que eres el elfo número uno de Papá Noel y estoy seguro de que así te dejarán entrar".

"¿Lo harán?" , dijo él.

"Seguro", le dije.

Entonces, se incorporó en la cama y le dio un gran abrazo antes de hacerle una pregunta más: "Santa, ¿puedes ayudarme?". "Le envolví con mis brazos y antes de que pudiera decir algo más, se murió allí mismo". "Le dejé que se quedara, sólo mantuve el abrazo y me aferré a él".

Fuera de la habitación se dieron cuenta de lo que había sucedido. Su madre entró gritando: "¡No, no, todavía no!". "Le dejé con ella y me fui corriendo tan rápido como pude", dijo Eric.

"He pasado cuatro años en la Armada con los 75th Rangers pero me fui de allí corriendo. Sé que las enfermeras y doctores están acostumbrados a ver esto cada día, pero yo no sé cómo pueden hacerlo llevadero", confesó.

Schmitt-Matzen dijo haber pasado llorando todo el camino de vuelta a casa. Estaba devastado. Una vez allí, recordó que tenía planificado con su mujer ir a visitar a su nieto, pero le pidió que fuera ella sola. Tardó cerca de dos semanas empezar a superar el duelo y dejar de pensar en ello. Llegó, incluso, a pensar en dejar su trabajo, pero se armó de valor y acudió puntual a la siguiente cita.

"Cuando vi la escena de aquellos niños riendo, me trajo de vuelta a la Tierra. Me hizo darme cuenta del papel que tengo que desempeñar. Para ellos y para mí".

eric - facebook