TOKIO, 20 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Banco de Japón (BoJ) ha decidido mantener sin cambios su actual política monetaria, que incluye un tipo negativo a los depósitos y la adquisición de deuda pública, con el fin de lograr una inflación del 2%, según anunció la institución, que ha expresado su disposición a relajar aún más su postura en caso de ser necesario por el deterioro de las condiciones económicas.
No obstante, las proyecciones macroeconómicas del instituto emisor japonés apuntan a que el país continuará su expansión a un ritmo moderado, con una tendencia al alza de la demanda doméstica, respaldada por unas condiciones financieras muy acomodaticias y el gasto público.
"El BoJ podrá recurrir a distintas herramientas de política monetaria si llegara a ser necesaria una mayor relajación", ha señalado en rueda de prensa el gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, según recoge el diario nipón 'Nikkei'.
No obstante, el banquero señaló que la reciente volatilidad en Japón y otras economías internacionales como consecuencia de la creciente aversión al riesgo a raíz de la guerra comercial no ha afectado a los cimientos de la economía japonesa de manera significativa.
La economía japonesa registró una contracción del 2,5% en el tercer trimestre del año en términos anuales, una caída mucho peor de lo previsto, ya que la primera estimación del dato apuntaba a un retroceso del 1,2%, lo que supone la mayor caída del PIB de Japón desde el segundo trimestre de 2014.
Entre julio y septiembre, la tercera mayor economía mundial experimentó una contracción del PIB del 0,6% en términos trimestrales, el doble de la caída prevista en la estimación preliminar, como consecuencia principalmente de los desastres naturales que obligaron a la paralización del funcionamiento de las fábricas del país, así como a la incertidumbre desatada por las tensiones comerciales.
