LISBOA, 3 Abr. (EUROPA PRESS) -
La compañía aérea TAP Portugal entró en 'números rojos' en 2005 con una pérdida neta de 9,9 millones de euros, frente al beneficio de 8,6 millones con que cerró el ejercicio precedente, anunció hoy el grupo público luso, que justificó la merma de sus resultados anuales en el impacto del encarecimiento del petróleo.
TAP afrontó un sobrecoste por combustible de 87 millones de euros durante el pasado año, elevando la factura total del carburante hasta los 287 millones --duplicándose en apenas cuatro años--. La compañía sufrió un incremento del 10,8% de sus costes operativos, una partida que sólo creció 3,8% si quedan excluido el gasto por carburante.
El grupo aéreo portugués incrementó su facturación un 9,9%, hasta situar su cifra de negocio en los 1.359 millones de euros y con incrementos en todas sus divisiones --pasajeros (9,5%), carga (24%) y mantenimiento (28%)--. La compañía registró un resultado neto de explotación (EBIT) negativo de 9,5 millones, con lo que mejoró en un 10% la pérdida operativa de 10,6 millones del ejercicio 2004.
TAP Portugal transportó en 2005 un total de 6,37 millones de pasajeros, con una tasa interanual de crecimiento del 5,5%. Durante el pasado año, la aerolínea aumentó su oferta un 5,3%, absorbida por el incremento del 8,3% de su tráfico aéreo medido en términos de demanda.
Los planes de expansión de TAP para el presente ejercicio pasan por la apertura de nuevos destinos europeos (Bolonia, Dublín, Zagreb y París-Charles de Gaulle) y el lanzamiento de conexiones directas desde Oporto hacia Sao Paulo, Río de Janeiro y Nueva York. Para atender esta ampliación de su red de rutas, la compañía incorporará durante este año cuatro nuevos aviones Airbus, hasta completar una flota de 46 aparatos.
El Gobierno portugués ha aprobado un amplio plan de privatizaciones y en el que se verá inmersa, entre otras sociedades de titularidad pública, el grupo TAP. Los planes del Ejecutivo de José Sócrates pasan por proceder a la privatización parcial de la aerolínea en 2007 y, en principio, contemplan que el Estado luso mantenga su posición de control en el accionariado de TAP. Las españolas Iberia y Globalia se han mostrado dispuestas a participar en la próxima privatización del grupo aéreo luso.
