Los mineros encerrados en Velilla (Palencia), con "moral alta", esperan una solución al carbón viviendo en las galerías

Actualizado: sábado, 11 septiembre 2010 22:28

VELILLA DEL RÍO CARRIÓN (PALENCIA), 11 Sep. (EUROPA PRESS) -

Los mineros encerrados en el Pozo Las Cuevas, en la localidad palentina de Velilla del Río Carrión, aseguran mantener la "moral alta" y esperan una solución a la situación del sector del carbón mientras viven en las galerías de la explotación, donde comparten comidas, juegos y debaten sobre las diferentes visiones del problema.

Los mineros cumplen hoy su décimo día de encierro y se encuentran a 500 metros de profundidad, donde viven, comen y duermen en colchones llegados desde un punto limpio, por lo que ni siquiera ellos tienen la certeza de que las condiciones de salubridad sean las adecuadas.

En total son 52 personas entre picadores, barreneros, maquinistas y vigilantes de una plantilla de unas 75 personas de las que faltan sólo los que se encontraban de baja o vacaciones, ya que todos los que trabajaban el día 2 de septiembre decidieron quedarse y hacer "piña" para luchar por una solución.

Así lo ha explicado Eleuterio Arto, de 42 años con 22 de trabajo en la mina --el mayor en el pozo contará con 45--, quien se encuentra a punto de jubilarse y ha asegurado que no sólo lucha por dos nóminas, que a punto de dejar de trabajar no es lo más importante, sino por los jóvenes, compañeros y amigos y por una solución de futuro.

Arto ha indicado que esperan la reunión del día 15 de septiembre entre sindicatos y Ministerio de Industria, aunque ha aclarado que si ese día "vienen mal dadas" no perderán la esperanza y considera que "la mayoría" de los que se encuentran junto a él continuarían con el encierro, aunque alguno se lo pudiera "repensar".

El día a día, según ha relatado Arto, comienza cada mañana con el momento que considera "más tenso", a primera hora, cuando todos miran la prensa y cada uno opina, por lo que surgen ciertas discusiones, ya que cada uno ve las cosas de diferente manera.

Sin embargo, tras la comida, todo se "relaja" y mientras unos pasean por los túneles otros juegan la partida o leen. Tras la cena es cuando más alargan la sobremesa en la que profundizan en las relaciones, bastante "estrecha" ya de por sí. Eleuterio ha aclarado que la sobremesa tras la cena es la que más se alarga porque sólo son "capaces" de dormir --en el suelo, con los viejos colchones-- cuando tienen mucho sueño.

Además, ha asegurado, sufren dolores musculares o de tipo reumático que sólo desaparecen con calmantes, ya que en el exterior sí cuentan con fisioterapeutas, pero excepto por algún problema de salud, ninguno sale de la mina.

DIEZ DÍAS SIN FAMILIA

Al hablar de las familias, el minero se emociona porque cree que son las que peor lo llevan, ya que ellos se tienen unos a otros, y recuerda que los sábados se reúnen en casa de su padre sus hermanos y sobrinos, por lo que cree que precisamente éste día le "echarán de menos".

Eleuterio Arto recuerda el inicio de la protesta, que surgió de alguien que dijo que se quedaba allí hasta que se solucionara el problema, otros cuatro dijeron que también y después se decidió que "o todos o ninguno" y, hasta hoy, no han vuelto a ver el exterior.

Así, considera que "no importa categoría o sueldo", todos buscan una solución para el carbón, algo en lo que coincide Elías Sagüillo, de 45 años y con 23 de experiencia en la mina, quien además es el encargado de elaborar un comunicado que se leerá el domingo en una concentración de apoyo a los mineros.

Sagüillo cree que lo primordial es que el carbón sea considerado un sector estratégico porque dada la dependencia exterior de la energía en España, este tipo de combustible garantiza que en cualquier circunstancia se pueda producir electricidad.

En este sentido, ha recordado que durante el invierno Alemania sufrió paradas en algunas de sus empresas debido a los cortes de gas o que los aerogeneradores cuando hace "mucho frío" se paran, mientras siempre hay carbón disponible.

El minero ha aclarado que no persiguen que se sustituyan otras energías, pero sí que se mantenga un porcentaje de entre el 10 y el 15 por ciento que supone el carbón en la producción energética, lo que además garantizaría la estabilidad porque se garantiza el precio durante la crisis, ya que en el extranjero ha subido y en el caso de España el autóctono no.

El problema, a su juicio, es que ante la actual crisis hay un exceso de energía, por ello se debate ahora el futuro del carbón, porque cuando hay necesidad no se duda de que hay que mantenerlo.