MADRID, 10 Dic. (EUROPA PRESS) -
El fabricante alemán de componentes para automóviles Bosch prevé superar por primera vez en 2016 unos ingresos de 1.000 millones de euros en relación con sistemas de asistencia a la conducción, en línea con el incremento del 33% anual que está experimentando la firma en este campo.
La responsable del proyecto de conducción automatizada de la compañía en Europa, Belén Aranda, afirmó que la conducción automatizada es la consecuencia del auge en el mercado de los sistemas de asistencia al conductor.
Durante una conferencia en Madrid, Aranda indicó que Bosch es una compañía experta en el conjunto de este tema, ya que desarrolla "desde los componentes individuales hasta el sistema completo". En este sentido, añadió que los sensores de la compañía registraron el año pasado un récord de ventas, con 50 millones de unidades para la asistencia a la conducción.
La firma destacó que las entregas de este tipo de dispositivos se duplicaron en 2014 y la previsión es que lo vuelvan a hacer este año. En 2016, Bosch espera comercializar su sensor de radar número diez millones.
La multinacional germana destacó que el campo de la conducción automatizada representa un eje fundamental en su estrategia y resaltó que en la actualidad cerca de 2.000 ingenieros están trabajando en sistemas de asistencia, lo que supone 700 personas más que en 2013.
"A medida que avanzamos hacia el coche autónomo, vamos introduciendo nuevos sistemas de asistencia al conductor", explicó el responsable de Prensa y Marketing del área Mobility Solutions de Bosch, Lorenzo Jiménez.
COCHE AUTOMATIZADO DESDE 2020.
Por otro lado, Aranda aseguró que la compañía está experimentando grandes avances tecnológicos en el campo de la conducción automática y apuntó que, gracias a su sistema de piloto automático para autopistas, desde 2020 se podrán ver coches "altamente automatizados" que conducirán solos.
"El coche se convierte en el chófer y el conductor en el pasajero", afirmó, al tiempo que resaltó que el objetivo de estas innovaciones es mejorar la seguridad de la movilidad y también mejorar el tráfico, tanto en grandes ciudades como en las carreteras.
Para finalizar, Aranda aseguró que la legislación "debe seguir el ritmo" de lo que es técnicamente posible y apuntó que este tipo de conducción no podrá ser una realidad a menos que se lleven a cabo algunos cambios legales.
