MADRID 22 May. (EUROPA PRESS) -
Miles de personas procedentes del Cuerno de África arriesgan cada año sus vidas para escapar del conflicto, la pobreza y la sequía recurrente y realizan una jornada peligrosa a través de Somalia y del golfo de Adén hacia Yemen, en una travesía en la que mueren cientos de ellos, mientras que otros son sometidos a abusos y heridas a manos de los contrabandistas.
Mediante mensajes radiofónicos y panfletos, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) intenta informar a estas personas sobre los procedimientos de asilo, y pronto trabajará con presentadores internacionales para incrementar los mensajes de advertencia sobre los peligros que conlleva cruzar el golfo de Adén, además de informar a los etíopes de que ellos, a diferencia de los somalíes, no consiguen el estatus de refugiados en Yemen y se arriesgan a ser devueltos de forma forzosa a Etiopía.
Las estadísticas muestran que un número cada vez mayor de emigrantes arriesgan su vida para lograr seguridad o la oportunidad de una vida mejor. El número de inmigrantes o solicitantes de asilo que alcanzaron Yemen durante el primer cuarto de 2009 se incrementó un 30 por ciento con respecto al mismo período en 2008, un año en el que cerca de 50.000 personas hicieron esta travesía.
Como respuesta, ACNUR está incrementando sus esfuerzos para disuadir que la gente suba a los barcos de los contrabandistas en el principal punto de salida, Bossasso, una ciudad comercial en la región somalí de Puntlandia, con grandes zonas de suburbios en las que viven los desplazados y los inmigrantes.
Los pasajeros suelen proceder de Somalia y Etiopía, y cada uno paga entre 50 y 150 dólares para un viaje que puede durar hasta cuatro días --dependiendo de la ruta tomada-- a través del golfo de Adén. El año pasado, cerca de 1.000 personas murieron intentando hacer esta travesía, en ocasiones porque los traficantes tiran a los inmigrantes por la borda cuando están lejos de la costa para evitar ser detectados por las autoridades yemeníes.
Los pasajeros de estos barcos suelen ser una mezcla de emigrantes desesperados en busca de mejores oportunidades económicas así como de solicitantes de asilo y refugiados. Antes de 2007, la mayor parte de aquellos que llegaban a Yemen eran etíopes jóvenes que buscaban un trabajo en los países del golfo o en Europa. Hoy, han sido superados por los somalíes que escapan de la violencia y de la inseguridad.
ACNUR también está intentando entrenar a las autoridades locales para que se respeten los derechos de la población migrante. ACNUR Somalia y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) están liderando un grupo de trabajo junto con las agencias humanitarias que también intenta impedir el contrabando y responder a las necesidades urgentes de sus víctimas.