ISLAMABAD 30 Ago. (Reuters/EP) -
Un tribunal de Pakistán ha aplazado este jueves la audiencia en la que se iba a estudiar la posibilidad de conceder la libertad bajo fianza a una menor cristiana acusada de blasfemia contra el islam, tras lo cual varios defensores de los Derechos Humanos han pedido una vez más su liberación.
Grupos religiosos y laicos de todo el mundo han protestado por la detención, este mes de agosto, de Rimsha Masih, que fue acusada por varios vecinos musulmanes de quemar textos islámicos.
Tahira Abdulá, una activista que estaba protestando junto al tribunal de Islamabad donde se iba a celebrar la audiencia, ha afirmado que este caso "se prolongará" y "esta niña se pudrirá en la cárcel". "Queremos que salga de prisión, queremos que goce de protección", ha subrayado.
La ley contra la blasfemia establece que cualquier persona que hable mal sobre el islam o el profeta Mahoma está cometiendo un delito y puede ser condenada a muerte. Sin embargo, los activistas consideran que el lenguaje ambiguo con el que se redactó la ley ha hecho que se abuse de ella y además discrimina a los grupos religiosos minoritarios de Pakistán.
Aunque se han dictado varias condenas en aplicación de esa ley, nunca se ha llegado a ejecutar a nadie. Lo que ha ocurrido en varios casos es que grupos de personas enfurecidas han linchado a personas acusadas de blasfemia.
Se han publicado informaciones contradictorias sobre la edad y la salud mental de Masih. Algunos medios han dicho que tiene once años y padece Síndrome de Down, mientras que un hospital ha indicado en un informe que tiene unos catorce años, que su capacidad mental es inferior a la que corresponde a su edad y que no ha recibido educación.
Rao Abdur Raheem, un abogado que representa a la acusación, ha afirmado que el informe médico se realizó sin que un tribunal lo ordenase y por eso la vista judicial sobre la libertad condicional se ha aplazado al próximo sábado. "Podría recibir un castigo del 110 por cien", ha declarado a la agencia Reuters.
El arresto de Masih desencadenó el éxodo de cientos de cristianos que se marcharon de su pueblo, situado a las afueras de Islamabad, porque varias mezquitas informaron a través de altavoces de lo que supuestamente había hecho la niña.
A los cristianos, que representan el 4 por ciento de la población paquistaní, les preocupa especialmente la ley contra la blasfemia porque creen que no los protege. Según esta comunidad, las condenas se basan en declaraciones de testigos y normalmente están relacionadas con venganzas personales.