Actualizado 26/07/2007 21:49

El presidente de la ONG Desarrollo y Asistencia afirma que "en los colegios debería formarse a los niños en solidaridad"

Rafael Izquierdo es el presidente de Desarrollo y Asistencia, una fundación benéfica dedicada al voluntariado social y especializada en el trabajo de acompañamiento a personas necesitadas, que opera en la Comunidad de Madrid. Con 1.200 voluntarios y una plantilla de seis personas, Izquierdo se muestra "esperanzado" por el creciente "espíritu de solidaridad" que está invadiendo el mundo empresarial, aunque echa en falta mayor formación para la infancia en este sentido.

- ¿Cómo nació Desarrollo y Asistencia?

Fue hace unos doce años. Un grupo de personas intentó vivir su compromiso cristiano con la vida practicando la caridad fraterna. Ahora formamos una gran comunidad independiente de creencias e ideologías, un espacio común de solidaridad entendida como humanitarismo.

- ¿Cuánto tiempo prestan los voluntarios?

Dos horas a la semana, que ya es mucho. Es un compromiso muy importante porque al cabo del año son 100 horas y cualquiera podría preguntarse si al cabo de doce meses le ha dedicado tanto tiempo a alguno de sus familiares. Después de un año te conviertes en el más allegado a esa persona a la que estás visitando. En muchos casos se trata de gente que ni siquiera está ya habituada a escuchar que alguien les llama por su nombre. Nos implicamos en sus vidas.

- Desarrollo y Asistencia se ha destacado por contar con un nutrido grupo de voluntarios mayores de 65 años. ¿Es así desde su fundación?

En un principio la organización era de voluntariado para mayores, pero con el tiempo se ha ido sumando mucha gente joven. Uno de los programas estrella es el que realizan las personas mayores porque también es muy beneficioso para ellos, ya que pueden aportar su propia experiencia a otras personas que lo necesitan.

- ¿De dónde obtienen su financiación?

Entre el 60 y el 70% procede de concursos de instituciones públicas. Hacen convocatorias anuales, Ayuntamientos, Comunidad, el Ministerio de Trabajo, y entidades como Caja Madrid y La Caixa. También tenemos donaciones particulares y estamos actuando con empresas para captar más voluntarios y trasladar espíritu de solidaridad.

- ¿Es de las empresas de dónde procede su voluntariado?

No, proceden del 'boca a boca', principalmente. Estas campañas las estamos realizando en empresas, parroquias, asociaciones de padres de familia y demás colectivos, pero es el 'boca a boca' lo que más funciona. El año pasado iniciamos la campaña llamada 'Uno por uno' instando a los voluntarios a que trajeran a uno más por cabeza y funcionó muy bien.

Por desgracia, con 1.200 personas no podemos atender todas las necesidades para las que nos demandan las instituciones públicas, que son las que nos ponen en contacto con los usuarios a través de convenios.

- ¿Cuál es el colectivo que más necesita de sus servicios?

El de mayores. En Madrid hay del orden de 135.000 mayores que viven solos. El 20% de los madrileños son mayores de 65 años, y hay 55.000 personas que tienen más de 80 años de edad. La mayor parte de ellos vive en soledad. En Desarrollo y Asistencia queremos darles ese acompañamiento necesario en estos años de sus vida y darles un amigo. No intentamos transmitir nuestras opiniones, sino comprender a las personas.

- ¿Cómo valora el voluntariado hoy?

Creo que cada vez hay gente más dispuesta. En el caso de Madrid, creo que se va sensibilizando mucho más la opinión pública en lo que es la solidaridad y la necesidad que tenemos de entregarnos a los demás. Creo también que, afortunadamente, poco a poco se va divulgando todo ese espíritu de solidaridad entre la gente. Sin embargo, depende de si se trata de individuos o de empresas.

Es llamativo cómo se está extendiendo todo ese espíritu en el mundo empresarial, especialmente a través de las políticas de Responsabilidad Social Corporativa, y eso es una muestra de la inquietud de la sociedad por devolver al conjunto lo que le ha aportado.

- En un momento en que el Tercer Sector anda algo 'agitado' por la sucesión de escándalos de corrupción, ¿cuáles son las preocupaciones de una organización como la que usted preside?

A nosotros, que con seis personas en nómina movemos a 1.200 voluntarios, lo que nos preocupa es que la gente comprenda que no existe afán de lucro detrás de esta actividad, que la gente lo hace por solidaridad, no están cobrando.

Además tenemos la preocupación de captar mas voluntarios, la formación continúa de los mismos y el problema de la fidelización, algo muy complicado porque en cualquier momento una persona puede tener que darse de baja del voluntariado y entre los que se van y la formación de quienes vienen es complicado, pero necesitamos seguir en esta línea de incorporaciones.

- ¿Cómo se podría animar a la juventud a apuntarse a programas de voluntariado?

Creo que ya en los colegios se debería empezar a formar a los niños para que vayan creándose ese espíritu de solidaridad. Hay que ver en qué sociedad estamos y saber que hay que devolver parte de lo mucho que estamos recibiendo. Esto ya existe en otros países desarrollados. Lo sé porque tenemos casos de jóvenes extranjeros que están temporalmente en España y vienen a ofrecerse porque ya son voluntarios en sus lugares de origen y allí es una labor de hacer a diario. Creo que debemos intentar conseguir algo así lo antes posible.

- ¿Y cuál es la motivación de las personas mayores?

A los mayores hay que ir captándoles uno por uno. Muchas veces se les puede imbuir más en el espíritu explicándoles que es una forma de cubrir su tiempo libre. Los que se incorporan en estas condiciones en seguida se dan cuenta de lo útiles que son y de la labor tan importante que están haciendo por los demás, y se quedan en el programa.