Actualizado 14/10/2009 17:14

AMP.-El "violador del chándal" niega ser el autor de ocho agresiones sexuales y atribuye la acusación a sus antecedentes

Fiscal y acusaciones particulares piden 127 años de cárcel para el acusado, condenado por hechos similares y reconocido por las víctimas


LA CORUÑA, 14 Oct. (EUROPA PRESS) -

Andrés Mayo Fernández, conocido como el 'violador del chándal' y al que se le imputan cinco delitos de violación en grado de tentativa y otros tres consumadas, además de tres delitos de robo con violencia entre 2006 y 2007 en La Coruña, negó hoy, en la primera sesión del juicio que comenzó en la Audiencia Provincial de La Coruña, ser el autor de estos hechos y acusó a la Justicia de "mirar para otro lado" en los más de dos años que lleva en prisión. Asimismo, criticó la actuación policial en este caso.

El ministerio público y las dos acusaciones particulares piden en total penas que suman 127 años de prisión para Andrés Mayo, de 41 años y natural de Benavente (Zamora), condenado en 1991 a más de 100 años de cárcel por agresiones sexuales en León y Asturias, aunque sólo cumplió 12 por buen comportamiento. La defensa, por su parte, solicita la libre absolución al argumentar "falta" de pruebas que imputen a su cliente.

En el juicio, que comenzó hoy en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de La Coruña y que finalizará la próxima semana, Andrés Mayo negó en todo momento ser el autor de los delitos que se le imputan y argumentó que los días en que se produjeron --entre diciembre de 2006 y agosto de 2007-- se encontraba en su casa con su familia.

"La Justicia hasta ahora ha querido mirar para otro lado", sostuvo el procesado en su declaración, en la que atribuyó su imputación a sus antecedentes por violación. Así, afirmó estar "arrepentido" de su pasado e incluso confesó que siente "asco". También remarcó que no volvió "a delinquir" y que se casó y tuvo dos hijos, aunque en la actualidad está divorciado.

AGRESIONES EN LA CORUÑA

A preguntas del fiscal, sostuvo siempre que estaba en su "casa" cuando se registraron las agresiones, en su mayoría de madrugada y con similar 'modus operandi', ya que fueron casi todas en el portal de las víctimas, también de una edad similar ya que se trataba de chicas jóvenes.

El procesado negó salir sólo de noche y argumentó que si lo hacía era con su esposa. También rechazó que lo hiciese habitualmente los viernes, en respuesta a las preguntas planteadas por la acusaciones particulares, ya que una parte de los delitos se produjeron entre la madrugada del viernes al sábado.

A preguntas del fiscal, sobre una de las agresiones cometidas entre la noche del 30 al 31 de marzo en la zona de Adormideras, insistió de nuevo en que estuvo "en casa" y afirmó que era "imposible" que su semen correspondiera al detectado en la víctima, según constataron las pruebas médicas practicadas.

"No he cometido los delitos y he puesto todo de mi parte", insistió el procesado al negar la autoría de los hechos y asegurar que fue él quien solicitó la rueda de reconocimiento y las pruebas de ADN que se le realizaron. "Si soy culpable por qué no me detuvieron en mayo", argumentó también el acusado al referirse a la huella dactilar descubierta en el tirador de la puerta de un portal y que, según la Policía, pertenecía al acusado, que fue detenido el 9 de agosto de 2007.

IDENTIFICACIÓN DE LAS VICTIMAS

En la primera sesión del juicio, prestaron declaración cuatro de las ocho víctimas. Casi todas coincidieron en que identificaron con "seguridad", según sus palabras", al procesado en la rueda de reconocimiento y en las fotos que les facilitó la Policía. Además, negaron que los agentes les hubieran "inducido" para identificar a Andrés Mayo como el sospechoso, un argumento que mantuvo el acusado en su declaración en la que llegó a calificar de "descaro total" la actuación policial.

Así, la primera víctima indicó que pudo ver su cara "por unos segundos porque había luz en el portal y no estaba cubierto". El relato de esta mujer fue similar al de las otras tres que comparecieron en el juicio, ya que su agresión se produjo de madrugada, tras escuchar unos pasos de alguien y en el portal. Sólo una de ellas dijo que fue agredida en el garaje de su vivienda.

Asimismo, coincidieron en que lo primero que hizo el agresor fue taparles la boca y señalaron que las tenía sujetadas "fuertemente" con la mano. En el caso de las dos primeras víctimas que declararon hoy, explicaron que al ofrecer fuerte resistencia lograron evitar la agresión.

Una de estas mujeres indicó que en la rueda de reconocimiento supó que el acusado era el presunto autor de los hechos por su "altura" y su "corpulencia". Así, sostuvo que, aunque en el momento de la agresión no le vio "de forma clara" el rostro, sí pudo ver "las manos, muy grandes, y el rostro cuadrado".

"CORPULENCIA" DEL AGRESOR

La "corpulencia" del autor de la agresión y el hecho de que su mano les cubriese el rostro cuando les tapó la boca fueron otros de los aspectos que destacaron hoy algunas de las mujeres que prestaron declaración. Una de ellas aseguró que al reconocer su voz "se le puso la piel de gallina", mientras que la última en declarar hoy -a la que el autor de los hechos obligó a tener sexo oral y la violó- insistió en que "su mano era muy grande y me tapaba toda la cara", indicó.

Todas ellas coincidieron en señalar también en que, tras los hechos, estuvieron o están a tratamiento psicológico y que durante tiempo no se atrevieron a salir solas a la calle "ni de día, ni de noche", apuntó la última víctima en declarar hoy, que dijo sentir todavía "pavor".

El juicio proseguirá mañana con la declaración del resto de las víctimas y otros testigos. El martes de la próxima semana se reanudará con la declaración de policías y forenses, entre otras partes citadas a declarar en un juicio que está previsto que concluya el próximo jueves.

El fiscal y las acusaciones particulares piden que se tenga en cuenta el "agravante de reincidente". Inmaculada Fraga, una de las abogadas lamentó, antes de comenzar la vista oral, que el procesado no hubiese cumplido íntegramente la pena que se le impuso por otros hechos similares en los años 90. "Si la hubiera cumplido esto no habría pasado", señaló la letrada que, al igual que el ministerio público y la otra acusación, solicita indemnizaciones por los daños físicos y psicológicos causados a las víctimas.