Archivo - Banderas de Ucrania y de la Unión Europea - VALERIA MONGELLI / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO
MADRID, 16 Feb. (EUROPA PRESS) -
La subida de los precios de la energía provocada por el conflicto entre Rusia y Ucrania podría sumir en la pobreza extrema a 141 millones de personas más en todo el mundo, según revela un nuevo estudio publicado en la revista 'Nature Energy'.
Los costes energéticos de los hogares para calefacción, refrigeración y movilidad han aumentado considerablemente, mientras que el encarecimiento de la energía ha disparado los costes de bienes y servicios.
Los expertos predicen que los costes energéticos de los hogares aumentarán probablemente entre un 62,6% y un 112,9%, lo que contribuirá a un incremento del 2,7% al 4,8% en el gasto de los hogares y a presiones sobre el coste de la vida que podrían empujar a entre 78 y 141 millones de personas a la pobreza extrema.
Un grupo internacional de científicos, entre ellos expertos de las Universidades de Birmingham (Reino Unido), Groninga (Países Bajos) y Maryland (Estados Unidos), así como de la Academia China de las Ciencias, elaboró un modelo del impacto de la subida de precios en los hogares de 116 países.
Los investigadores abogan por una asistencia energética específica para ayudar a los hogares vulnerables durante la crisis actual.
Yuli Shan, uno de los autores correspondientes, de la Universidad de Birmingham, comenta que "los altos precios de la energía afectan a la economía doméstica de dos maneras. Las subidas de los precios de los combustibles incrementan directamente la factura energética de los hogares, mientras que los insumos energéticos necesarios para producir bienes y servicios hacen subir también los precios de esos productos y, en especial, los de los alimentos, lo que afecta indirectamente a los hogares", señala.
Según apunta, "debido a la desigual distribución de la renta, el aumento de los precios de la energía afectará a los hogares de maneras muy diferentes. Los costes inasequibles de la energía y otras necesidades empujarán a las poblaciones vulnerables a la pobreza energética e incluso a la pobreza extrema".
En este sentido, destaca que "esta crisis energética mundial sin precedentes nos recuerda que un sistema energético muy dependiente de los combustibles fósiles perpetúa los riesgos para la seguridad energética, además de acelerar el cambio climático".
Los investigadores calcularon el cambio en las tasas de carga del coste energético, es decir, los costes energéticos adicionales en el gasto total de los hogares en comparación con los niveles anteriores a la crisis. Encontraron variaciones significativas entre los distintos países y dentro de ellos, determinadas por los patrones de consumo de los hogares y la dependencia de los combustibles fósiles de las cadenas de suministro mundiales.
Los expertos descubrieron que los hogares más ricos tienden a tener mayores tasas de carga de costes energéticos en los países de renta baja, mientras que los hogares más pobres tienden a tener mayores tasas en los países de renta alta. Los hogares de los países del África subsahariana son los más afectados en cuanto a la tasa de carga total de los costes energéticos.
Globalmente, los grupos más ricos tienden a tener mayores costes energéticos en bienes y servicios de alto valor añadido, mientras que los hogares más pobres tienden a gastar más en cubrir necesidades diarias como la alimentación y la energía directa.
El otro autor correspondiente, Klaus Hubacek, de la Universidad de Groninga, subraya que "comprender cómo se transmiten los precios mundiales de la energía a los hogares a través de las cadenas mundiales de suministro y quién se ve más afectado es crucial para diseñar políticas eficaces y equitativas".
"Esta crisis está agravando la pobreza energética y la pobreza extrema en todo el mundo. Para los países pobres, el coste de la vida socava los logros conseguidos con tanto esfuerzo en el acceso a la energía y la mitigación de la pobreza", asegura.
Por ello, recuerda que "garantizar el acceso a una energía asequible y a otras necesidades es una prioridad para esos países, pero las políticas a corto plazo que aborden la crisis del coste de la vida deben alinearse con los objetivos de mitigación del cambio climático y otros compromisos de desarrollo sostenible a largo plazo".
Desde finales de febrero de 2022, el conflicto entre Rusia y Ucrania ha provocado una gran conmoción en los mercados energéticos. Los precios mundiales de la energía se han disparado debido a diversos factores, como el conflicto en curso, la rápida recuperación económica mundial tras la pandemia, la elevada dependencia de los combustibles fósiles y el grave desajuste entre la oferta y la demanda de energía.
Rusia es un gran exportador de petróleo y gas natural, lo que significa que los países que dependen de las importaciones de petróleo y gas natural de Rusia se enfrentan a una escasez de suministro de combustible sin precedentes. Al mismo tiempo, las economías emergentes sufren los elevados costes de importación y la escasez de combustible.
La crisis mundial del coste de la vida ha empujado a varias economías a la recesión, ha disparado la inflación y ha ejercido una dolorosa presión sobre los hogares de todo el mundo.