Publicado 20/12/2022 17:06

Un seminarista de Kenia busca ayudas para levantar en su pueblo una parroquia, un hospital, un colegio y un pozo

Cecil en el barracon de la parroquia que quieren reconstruir
Cecil en el barracon de la parroquia que quieren reconstruir - CARF

   MADRID, 20 Dic. (EUROPA PRESS) -

   El seminarista keniano Cecil Agutu, que estudia Teología en la Universidad de Navarra, en España, gracias a una beca de la Fundación CARF --Centro Académico Romano Fundación--, está buscando ayudas para levantar una parroquia en su pueblo natal, Kagan, en el condado rural de Homa Bay (Kenia).

   En concreto, la parroquia aglutinará a las 21 capillas que dependen de ella y que atienden a 3.080 católicos y a una comunidad más amplia de 30.553 habitantes. "Se trata de un noble proyecto que hará un enorme bien a muchas familias", afirma Agutu a la Fundación CARF.

   Además, ha explicado que la construcción de la parroquia implicará también la creación de un hospital, algo necesario, ya que la clínica y los dos dispensarios que existen en la zona no son suficientes para los más de 30.000 habitantes y, además, no hay médico que los atienda. Muchas veces la gente debe recorrer más de 29 kilómetros para recibir atención médica, según comenta el seminarista.

   Asimismo, la parroquia contará con un pozo de agua, abastecerá a 1.055 personas de los alrededores y, en tiempos de sequía, a otras 1.272 personas que viven a más de un kilómetro. Actualmente, según señala Agutu, la falta de agua potable es la mayor necesidad de la comarca, ya que no hay río ni suministro hídrico público.

   Al mismo tiempo, se construirá un segundo colegio de Primaria y se edificarán infraestructuras vitales como una carretera adecuada y electricidad, lo que abrirá la zona a los negocios y al empleo para los jóvenes.

   Hace 93 años, llegaron a Kagan (Kenia, África) los primeros misioneros católicos y desde entonces se han producido muchas conversiones. Durante este tiempo, la Iglesia católica ha promovido casi la mitad de los colegios existentes en el pueblo rural: quince de primaria y seis de secundaria. La otra mitad han sido creados por las autoridades locales.

   Cecil Agutu es el segundo de seis hermanos y es católico de tercera generación ya que sus abuelos se convirtieron al catolicismo. "Mi abuelo, Valentine Agutu, era polígamo y antes de convertirse, había practicado la religión del animismo africano. Junto con mi abuela, Susana Odero Agutu, se convirtieron a la Iglesia católica gracias a la labor de los misioneros católicos de la Sociedad de San José en nuestro distrito rural", relata.

   Si bien, uno de los problemas con el que siempre se han encontrado los católicos de este pueblo ha sido la distancia. "La parroquia más cercana a nuestra casa, la de Santa Teresa Asumbi, estaba a 7 kilómetros de distancia y mi padre contaba que, de niño, iba andando hasta allí para confesarse los sábados y asistir a la Santa Misa los domingos", explica.

   Esto es algo que no ocurre solamente en el pueblo de Agutu sino que, habitualmente, los católicos en Kenia tienen que recorrer largas distancias, generalmente caminando, para confesarse y asistir a la misa, debido a la escasez de iglesias y a los pocos sacerdotes que hay para atenderlas.

   Además, según recuerda la Fundación CARF, persisten prácticas culturales, como la poligamia, que perjudican la dignidad de las personas y dificultan la difusión y práctica de la fe católica y es frecuente la propagación de sectas y otras comunidades heterodoxas.

   La Fundación CARF nació en 1989, por inspiración de san Juan Pablo II al beato Álvaro del Portillo, para ayudar a la formación de sacerdotes diocesanos, seminaristas y religiosos para servir a la Iglesia, y fomentar las vocaciones en todo el mundo.

   En la actualidad, gracias al apoyo de sus benefactores y amigos, CARF ha ayudado a casi 40.000 alumnos de 131 países para que cursen sus estudios en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, en Roma, y en las Facultades de Estudios Eclesiásticos de la Universidad de Navarra, en Pamplona. Entre los becarios de CARF ya hay 122 estudiantes que han sido ordenados obispos.