MADRID 20 Dic. (EUROPA PRESS) -
El doctor en Psicología y vicedecano de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo, Amable Cima, aseguró hoy que "la función principal de los juguetes es hacer que los niños aprendan", pidió que no se regalen juguetes "muy elaborados" y señaló que niños y niñas "deben jugar con lo que quieran", sin diferencias por género.
Según señaló Cima, las funciones principales de los juguetes son "desarrollar la creatividad, contribuir a la socialización y hacer que el niño aprenda". El juguete es "un elemento imprescindible en la vida del niño", afirmó, pero señaló que una mala elección "puede ser incluso perjudicial para el correcto desarrollo de los más pequeños". En su opinión, los niños que juegan con videoconsolas son "más capaces tecnológicamente, pero menos creativos".
Para Amable Cima, la diferenciación de los juguetes por género es un "estereotipo exclusivo de los adultos que no debe influir en la elección del niño", ya que "no supone ningún problema que una niña quiera jugar con un tanque, o que un niño juegue con muñecas".
El juguete "cumple una función inicial, y es que la creatividad del niño se desarrolle; por lo que no deben ser ni muy complejos, ni muy elaborados, ni destinados sólo a una única función", afirmó, ya que "limitan la creatividad del niño". "Al final, los juguetes más caros acaban en un armario y los niños se divierten con una caja de cartón", señaló Cima.
Además, los juguetes no deben perjudicar "el desarrollo psicológico y emocional del niño" y puso como ejemplo "un videojuego de violencia destinado a los adultos", que "en manos de un niño puede influir negativamente, porque no distingue bien entre realidad y ficción".
Entre los 0 y los 3 años, los niños necesitan "juguetes que contribuyan al desarrollo de lenguaje y que aumenten tanto su psicomotricidad como los aspectos neuropsicológicos (atención, concentración y memoria)", afirmó Cima.
Entre los 3 y los 6 años, el juguete del niño debe "tender al desarrollo emocional" y permitirle "aprender algo". Los juegos deben desarrollar la "creatividad y la fantasía, entendidas éstas como situaciones distintas a la vida cotidiana, de manera que el niño pueda empezar a distinguir lo que es real de lo que no lo es, jugar a los piratas, por ejemplo, o a los vaqueros". Este experto señaló que los niños valoran en esta etapa la "implicación de los padres".
En la etapa comprendida entre los 6 y los 11 años, el niño necesita "juegos más complejos, que impliquen conductas elaboradas que desarrollen hábitos positivos, sin perder nunca de vista que jugar es aprender".
Amable Cima aseguró que los videojuegos mejoran la psicomotricidad. "Se observa que los niños que juegan con videoconsolas que requieren una coordinación bimanual tienen una mejor psicomotricidad que los niños que no juegan con ellas".
Pero "los juguetes más sencillos, con menos tecnología, desarrollan más la imaginación y la creatividad", por lo que la generación de las videoconsolas, los móviles y el ordenador puede dar lugar a "adultos incapaces de reaccionar creativamente ante la falta de sus recursos habituales".
Sobre el contenido de los juegos de ordenador, Cima alerta de la importancia de respetar la recomendación de edad (nunca regalar un videojuego para adultos a un niño), y de comprobar el contenido y el desarrollo del juego: "Igual que nunca se dejaría una pistola cargada a un niño, no se puede dejar en sus manos un juego sin saber lo que contiene, o cómo se desarrolla. Los padres tienen que saber qué dejan a sus hijos".