NUEVA YORK, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha instado este martes a cesar los enfrentamientos entre las comunidades budista y musulmana del estado de Rajine, ubicado en el oeste de Birmania, "por el bien de los niños".
El enviado especial de UNICEF a Rangún, Bertrand Bainvel, ha advertido de que "los mensajes de odio y la propaganda incendiaria solo contribuirán a perpetuar el ciclo de violencia que están sufriendo los niños birmanos".
"Cuando la violencia obliga a la gente a abandonar sus hogares los niños sufren. Quedan expuestos a daños físicos y emocionales. Pueden llegar a ser separados de sus familias y, normalmente, dejan de ir a la escuela", ha explicado.
Además, ha advertido de que los continuos enfrentamientos entre budistas y musulmanes pueden poner en riesgo el proceso de reconciliación nacional y de transición democrática iniciado por el nuevo Gobierno, que "es fundamental para el futuro de los niños birmanos".
Los enfrentamientos entre las comunidades musulmana y budista en Birmania se reanudaron el año pasado en Rajine, pero pronto se extendieron a otras ciudades, como Lashio, ubicada en el norte, y Meiktila, en el centro.
Desde entonces, unas 200 personas han muerto y 140.000 --sobre todo musulmanas-- se han visto obligadas a abandonar sus hogares a causa de los enfrentamientos entre los dos grupos religiosos. Además, decenas de templos religiosos han sido destruidos.
Birmania, cuya población es mayoritariamente budista, no reconoce a los musulmanes 'rohingya' como una de sus 135 minorías étnicas, sino que sostiene que son inmigrantes bangladeshíes que entraron en el país de forma ilegal, por lo que --argumenta-- no merecen la ciudadanía.
La comunidad internacional ha instado al Gobierno de Sein a abordar la marginalización de los 'rohingya', en el marco del proceso de reformas políticas y económicas que emprendió en marzo de 2011, cuando asumió el poder tras décadas de Junta Militar.