SYDNEY, 23 Dic. (Reuters/EP) -
El Gobierno de Australia planea reabrir el centro para tramitar las solicitudes de asilo procedentes de Indonesia, como respuesta a la negativa de la oposición a respaldar la creación en Malasia de un centro regional para procesar a los solicitantes de asilo.
Los centros que podrían reabrirse son el que se encuentra en la isla de Nauru, ubicada en el noreste de Australia, o el que se encuentra en Papúa Nueva Guinea, ambos creados por el Gobierno conservador y cerrados por el laborista.
El ministro de Inmigración de Australia, Chris Bowen, ha defendido ante el Parlamento la creación del centro regional en Malasia, ya que para sacar adelante el proyecto el Gobierno de Julia Gillard necesita el apoyo de al menos cuatro diputados de la oposición.
"Nauru por sí mismo sería un costoso elefante blanco, pero Nauru con el acuerdo con Malasia sería una parte eficaz de una solución regional", ha argumentado Bowen. "Necesitamos este acuerdo porque desincentiva la inmigración ilegal", ha aseverado.
El naufragio de una embarcación con 380 inmigrantes ilegales a bordo, la mayoría de ellos procedentes de Oriente Próximo, el pasado fin de semana frente a la costa de Java Oriental, en Indonesia, ha reavivado el debate sobre la seguridad fronteriza en Australia.
A pesar de que el país apenas recibe un 0,5 por ciento de las solicitudes de asilo a nivel mundial, según cifras de Naciones Unidas, la inmigración ilegal es percibida por la población como un tema capital.
Por ello, el Gobierno de Julia Gillard, cuya gestión de este asunto es rechazada mayoritariamente por la población, pretende aprovechar la resurrección del debate para mejorar su posición de cara a las elecciones de 2013.
Hasta el momento, Gillard ha fracasado en sus dos intentos de construir un centro regional, primero en Timor Oriental y después en Malasia. En octubre, después de que la Corte Suprema declarara ilegal el acuerdo con Malasia, la primera ministra australiana decidió renunciar al proyecto.
"El acuerdo con Malasia es un mal acuerdo. Lo era hace unos meses y sigue siéndolo ahora", ha considerado el líder del Partido Conservador, Tony Abbott, que no parece dispuesto a prestarle su respaldo al Gobierno.